¡OH DIOS MIO, YO TE AMO! Rev. Jules V. Simoneau, S.S.S.
Si me preguntaras cuál es la oración mejor y más corta que pudieras ofrecer a Dios en todo tiempo y en todo lugar, sin titubear yo te daría la respuesta en seis palabras:
Y entusiastamente te exhortaría para que repitieras estas palabras ardientes durante todas las horas que pases despierto. Nada puede ser más grato a Dios, ni tan edificante para ti que tales actos de amor frecuentes y fervorosos.
Al principio estas palabras pudieran parecerte mecánicas, o sonar artificiales en tus labios, pero a fuerza de repetición pronto llegarían a convertirse en tan significativas para ti, como en realidad lo son.
¡OH DIOS MIO, YO TE AMO! No existe un pensamiento que valga la pena, sentimiento o aspiración que estas palabras no puedan comunicar hasta Dios, de ti. En tus labios y en tu corazón pueden convertirse en la fórmula y la expresión de toda virtud y de todo deseo. Precisamente porque significan lo que significan, estas palabras pueden expresar un sin número de otros significados que pueden cobrar para ustedes. ¡OH DIOS MIO, YO TE AMO!... Es decir, creo en Ti, te adoro, espero en Ti, siento haberte ofendido... Te amo en esta alegría, en este dolor, en esta desilusión... Quiero amarte y hacer que Te amen más y más. Sí, esto y mucho más es lo que quieres decir cada vez que digas: ¡OH DIOS MIO, YO TE AMO!.