lunes, 20 de abril de 2015

"En nuestra oración estamos llamados también a descubrir la acción de Dios en la historia, que tiene su culmen en Cristo y a confesarlo como Señor de nuestras vidas"..Benedicto XVI

                                             
JMSLectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-15 

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes signos y prodigios en medio del pueblo. Algunos de la sinagoga llamada "de los Libertos", a la que pertenecían cirenenses y alejandrinos, y algunos de Cilicia y de la provincia de Asia, se pusieron a discutir con él; pero al no poder contradecir la sabiduría y el espíritu con que hablaba, sobornaron a unos hombres para que dijeran:
"Hemos oído a éste blasfemar contra Moisés y contra Dios".
De este modo amotinaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas. Luego, llegando de improviso, lo arrestaron, lo llevaron al Consejo y presentaron testigos falsos, que decían:
"Este hombre no cesa de hablar contra el templo y contra la ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar santo y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés".
Todos los que estaban en el Consejo lo miraron con atención, y les pareció que su rostro era como el de un ángel.
 

Palabra de Dios.Te alabamos, Señor.



Meditacion

Esteban era de origen judío. Su nombre significa: "coronado" (Esteb: corona) Dio honra a su nombre coronando su vida con el martirio.


El proceso contra Esteban desencadena una grave persecución contra la Iglesia. En la lectura de la Misa de hoy se narra su actividad apostólica y su martirio Esteban proclamó con valentía su fe en Jesús resucitado. Y es ejemplo para nosotros –aunque el Señor no nos pida el martirio– de vida cristiana coherente: con naturalidad y claridad, sin detenernos ante los falsos escándalos, ni ante el qué dirán. Debemos contar con ambientes en los que alguna vez nos mirarán torcidamente, porque no entienden un comportamiento cristiano, ni muchas de las amables exigencias de la doctrina de Cristo. Debemos imitar entonces al Señor y a quienes le fueron fieles, incluso hasta dar la vida por Él, si fuera necesario, actuando con serenidad, llevando una vida cristiana con todas sus consecuencias. Sin duda, sería más cómodo el adaptarse a esas situaciones y estilos de vida paganizados, pero ya no podríamos decir que queremos ser discípulos fieles de Jesús. Estas situaciones, en las que tendremos que echar mano de la firmeza de carácter y de la fortaleza en la fe, pueden darse en la Universidad, en el trabajo, en el lugar donde pasamos unos días de descanso con la familia, etcétera.Si encontramos obstáculos, incomprensiones o críticas injustas le pediremos al Señor su gracia para mantenernos serenos, tener paciencia y, ordinariamente, no dejar de hacer apostolado.


''San Esteban cree que Jesús "es el templo 'no construido por mano de hombre' en que la presencia de Dios Padre se ha hecho tan cercana como para entrar en nuestra carne humana para llevarnos a Dios, para abrir las puertas del Cielo".

"Nuestra oración, entonces, debe consistir en la contemplación de Jesús a la diestra de Dios, de Jesús como Señor de nuestra vida cotidiana. En Él, bajo la guía del Espíritu Santo, también nosotros podemos dirigirnos a Dios (...) con la confianza y el abandono de los hijos que acuden a un Padre que los ama infinitamente", concluyó.
Benedicto XVI
En la Santísima Virgen encontramos, como los Apóstoles, la fortaleza necesaria para hablar de Dios sin respetos humanos: “—Después de que el Maestro, mientras asciende a la diestra de Dios Padre, les ha dicho: “id y predicad a todas las gentes”, se han quedado los discípulos con paz. Pero aún tienen dudas: no saben qué hacer, y se reúnen con María, Reina de los Apóstoles, para convertirse en celosos pregoneros de la Verdad que salvará al mundo”   San Josemaría Escrivá, Surco, n. 232.



 Sal 30,

A tus manos, Señor, confío mi espíritu.

Sé para mí roca de amparo y fortaleza protectora. Tú eres mi roca y mi fortaleza: guíame y condúceme por el honor de tu nombre.
A tus manos, Señor, confío mi espíritu.
A tus manos confío mi espíritu: tú, Señor, el Dios fiel, me rescatarás; pero yo confío en el Señor. Me llenaré de júbilo y alegría por tu amor.
A tus manos, Señor, confío mi espíritu.
Que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, ¡sálvame, por tu amor! Al amparo de tu presencia los ocultas de las intrigas de los hombres.
A tus manos, Señor, confío mi espíritu.


Mientras lo apedreaban, Esteban oraba así: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».


Oremos a Dios pidiendo

Para que, por la intercesión de san Esteban, que supo anunciar con valentía el mensaje de Cristo, los que luchan en favor de la justicia y la verdad tengan el valor que necesitan en todo momento, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad. 

Para que nosotros, a imitación de san Esteban, seamos, por la fuerza de esta Eucaristía, fortalecidos en la fe y en el amor a nuestros prójimos, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.


 Oremos
Dios nuestro, que concediste a san Esteban, protomártir, fortaleza para orar por sus verdugos, haz que, a imitación suya, sepamos perdonar de corazón a cuantos nos hayan ofendido o causado algún mal. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.

Fuente: casa para tu fe catolica

 IESVS.org

San Esteban