miércoles, 30 de septiembre de 2009

Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para sus fieles. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.


JMS Con todo el corazón te estoy buscando, de tu ley no permitas que me aleje.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Bendito eres, Señor, enséñale a tu siervo lo que ordenas.
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.


Querido hermano: Permanece firme en lo que has aprendido y se te ha confiado, pues bien sabes de quiénes lo aprendiste y desde tu infancia estás familiarizado con la Sagrada Escritura, la cual puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación.
Toda la Sagrada Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, para reprender, para corregir y para educar en la virtud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté enteramente preparado para toda obra buena
.
san Pablo a Timoteo 3, 14-17

Evangelio del dia 30 de Septiembre

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo:
"Te seguiré adondequiera que vayas".
Jesús le respondió:
"Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza".
A otro, Jesús le dijo:
"Sígueme".
Pero él le respondió:
"Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre".
Jesús le replicó:
"Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el Reino de Dios".
Otro le dijo:
"Te seguiré, Señor, pero déjame despedirme de mi familia".
Jesús le contestó:
"El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".

Lucas 9, 57-62


Jesús pide a sus discípulos, a todos, un desasimiento habitual: la costumbre firme de estar por encima de las cosas que necesariamente hemos de usar, sin que nos sintamos atados por ellas. Para quienes hemos sido llamados a permanecer en medio del mundo, mantener el corazón desprendido de los bienes materiales requiere una atención constante, sobre todo en un momento en que el deseo de poseer y de gustar de todo lo que apetece a los sentidos se muestra como un afán desmedido y, para muchos –da esa impresión–, el fin principal de la vida Cfr. Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 63 .

Vivir la pobreza que Cristo pide a los suyos requiere un gran desprendimiento interior: en el deseo, en el pensamiento, en la imaginación; exige vivir con el mismo espíritu del Señor. Cfr, San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, III,

Una de las primeras manifestaciones de la pobreza evangélica es utilizar los bienes como medios, no como fines en sí mismos; y, al considerar esta enseñanza concreta del Maestro, pedimos al Señor no dejarnos llevar por el deseo desmedido de tener más, de aparentar, de poner en ellos la seguridad de la vida. Los medios materiales son bienes cuando se utilizan para un fin superior: sostener la familia, educar a los hijos, adquirir una mayor cultura en provecho de la sociedad, ayudar a obras de apostolado y a quienes están más necesitados...

La Virgen Santa María nos ayudará a llevar a la práctica, de verdad, este consejo: “No pongas el corazón en nada caduco: imita a Cristo, que se hizo pobre por nosotros, y no tenía dónde reclinar su cabeza."

El hombre que conoce el sufrimiento

Aludiendo a su entrada en la Orden capuchina, escribió en noviembre de 1922: «Oh Dios, (...) hasta ahora habías encomendado a tu hijo una misión grandísima. Misión que sólo era conocida por ti y por mí... Oh Dios, (...) escucho en mi interior una voz que asiduamente me dice: santifícate y santifica» (Epist. III, 1010). Santificarse en sentido moral, pero también en sentido sacrificial. Sacrifícate por la santificación y la salvación de las almas. Así pues, tenía conciencia de haber sido elegido por Dios para colaborar en la obra redentora de Cristo, a través del amor y la cruz.

Crucificado con Cristo, ya no era él quien vivía; era Cristo quien vivía en él, como sucedió con el apóstol san Pablo (cf. Gál 2,19). El padre Pío eligió la cruz, pues estaba convencido de que toda su vida, al igual que la del Maestro, sería «un martirio». En el mes de junio de 1913, escribía al padre Benedetto, su director espiritual: «El Señor me hace ver, como en un espejo, que toda mi vida futura no será más que un martirio» (Epist. I, 368).

Con todo, es preciso tener presente que esta visión tan clara de su incierto y tormentoso futuro ni le preocupaba ni le desalentaba. Más aún, en lo más íntimo de su alma, se alegraba vivamente de haber sido llamado a cooperar en la salvación de las almas con el sufrimiento, que cobra su valor y eficacia de la participación real en la cruz de Jesús (cf. ib., 303).

Por eso, el padre Pío aceptaba de buen grado y con alegría todos los dolores del cuerpo y del alma que el Señor le enviaba; y en su corazón escuchaba cada vez con mayor insistencia la voz de Dios que lo llamaba al sacrificio y a la inmolación por los hermanos (cf. ib., 328 ss).

Probablemente, la mayoría de la gente no conoce mucho este aspecto, entre otras razones porque se habla poco de ello. Del padre Pío se subrayan otras cosas, más fáciles de comprender y de aceptar. Pero, si a la vida y a la espiritualidad del padre Pío se le quita la realidad de la cruz, su santidad se desvirtúa. La cruz no como episodio, sino como actitud de vida, porque vivió toda su existencia a la sombra de la cruz para la gloria de Dios, la santificación personal y la salvación de los hermanos. Todo lo hizo siempre siguiendo el ejemplo del Maestro, Cristo, el cual aceptó libremente y con amor la voluntad del Padre: «No quisiste sacrificios ni oblaciones, pero me has preparado un cuerpo. (...) Entonces dije: Heme aquí que vengo para hacer, oh Dios, tu voluntad» (Hb 10,5-7).

Las dos biografías más significativas6 del padre Pío, la del padre Fernando da Riese Pío X y la de Alessandro da Ripabottoni, tienen como subtítulo, respectivamente, crucificado sin cruz y el cirineo de todos. De esa forma quieren subrayar el aspecto esencial de su espiritualidad. De hecho, el padre Pío, de 1910 a 1968 vivió crucificado y llevó su cruz y la de la humanidad doliente, que a él acudía, siguiendo el ejemplo de Cristo.

En marzo de 1948, escribe a una carmelita descalza: «Un día, cuando podamos ver la luz del pleno mediodía, entonces conoceremos qué valor, qué tesoros han sido los sufrimientos terrenos, que nos habrán hecho ganar méritos para la patria que no tendrá fin. De las almas generosas y enamoradas de Dios él espera los heroísmos y la fidelidad en ellos para llegar, después de la subida al Calvario, al Tabor».

Son palabras que entrañan, en síntesis, la orientación de un programa de espiritualidad centrado en el misterio de la pasión y muerte de Jesús, y aprendido de él y enseñado «en la escuela del dolor», «del sacrificio» y «de la cruz, en la que nuestras almas sólo pueden santificarse», como repite con frecuencia en su Epistolario.

Es verdad que hoy los hombres no logran comprender cómo un Dios que se dice bueno y padre permite tanto sufrimiento, incluso a personas inocentes. Por doquier se advierte la falta de sensibilidad espiritual para entender cuán necesario es reparar el mal y expiarlo.

El misterio de la cruz en la vida del cristiano, al igual que en la de Cristo, tiene una importancia decisiva, trascendente e insustituible. El discípulo no puede seguir otro camino que el propuesto por el Maestro, ni puede aceptar otra norma de vida que la que proclama Cristo mismo. El Maestro sabía muy bien que su norma no sería fácil ni suscitaría entusiasmo. Sin embargo, la proclamó categóricamente, con vigor: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt 16,24).

6. Las motivaciones para acoger en la propia vida la cruz y enseñar a acogerla

Ante todo, el camino de la cruz es el único que deben seguir todos los que quieran buscar sinceramente a Dios como discípulos de Cristo. No existe otro para alcanzar la santificación y la salvación. La cruz es el carné de identidad del cristiano, el sello de su autenticidad y «la divisa»13 de los seguidores de Jesucristo, Verbo encarnado, como la define el padre Pío en una carta.

La cruz es el único camino de salvación para los hombres y deben recorrerlo hasta el fondo sobre todo los que han sido llamados a una realización más íntima y perfecta de los misterios de Cristo. Esta es la doctrina evangélica, según el santo de Pietrelcina: «El grano de trigo no da fruto si no sufre, descomponiéndose; así las almas necesitan la prueba del dolor para quedar purificadas». «Para llegar a nuestro último fin es preciso seguir al jefe divino, el cual no quiere llevar al alma por ninguna otra senda que no sea la que él recorrió, es decir, la de la abnegación y la cruz».

El segundo motivo por el que se debe abrazar la cruz es porque Cristo caminó siempre con ella y sólo seremos dignos de él en la medida en que lo sigamos, participando de sus dolores. Vivir con Cristo en la cruz es el ideal más sublime de todo cristiano. Nunca subimos solos a ella. Cristo siempre camina delante de nosotros llevando su cruz y la nuestra, y guiando nuestros pasos, a menudo inciertos y vacilantes. Jesús no abandonará jamás a quien por su amor avanza cargado con su cruz y el alma atribulada no lo olvidará nunca; más aún, este pensamiento consolador le dará cada vez más fuerza para perseverar.

El padre Pío escribió: «Jesús está siempre con usted, incluso cuando le parece que no lo siente. Y nunca está más cerca de usted que en las luchas espirituales. Siempre está allí, cerca de usted, animándola a librar con valentía la batalla; está allí para parar los golpes del enemigo, a fin de que no le alcancen a usted». «No diga que usted es la única que sube al Calvario, y que se encuentra luchando y llorando sola, porque con usted está Jesús, que no la abandona nunca».

Conviene notar, por último, que en el lenguaje ascético tradicional ser víctima quiere decir entrega total para inmolarse habitualmente por amor al Señor. Supone una renuncia total y definitiva a todo lo que, de cualquier forma, pueda constituir un obstáculo a la voluntad divina; supone poder repetir en cada momento: «Hago siempre lo que a él agrada».

Es la experiencia del padre Pío: «Has de saber, hija mía, que yo estoy tendido en el lecho de mis dolores; he subido al altar de los holocaustos y espero que baje el fuego de lo alto para que se consuma pronto la víctima. Pide en tus oraciones que baje pronto ese fuego devorador».

El padre Pío encontraba fórmulas claras y sinceras, expresiones accesibles a todos, argumentos convincentes para recorrer el difícil camino del Calvario hasta unirse para siempre con Cristo en la gloria del Tabor. Sabía y repetía que el dolor no es apetecible de por sí, y que la naturaleza humana lo rechaza instintivamente como contrario a la felicidad. El cristiano lo acepta por motivos teológicos y sobrenaturales. Se esforzaba por hacer que las almas atribuladas lo comprendieran.

A una penitente anónima le aconsejaba: «No me parece mal que te quejes en los sufrimientos, pero desearía que lo hicieras ante el Señor con un espíritu filial, como lo haría un niño pequeño con su madre. No está mal quejarse, con tal de que se haga amorosamente; da alivio. Hazlo con amor y resignación en los brazos de la voluntad de Dios»

A menudo, el padre Pío utilizaba la imagen del Cirineo, que lleva la cruz de Jesús. Estimulaba y animaba a las almas a perseverar en el camino doloroso de la purificación y las pruebas, ofreciéndose él mismo a ser su cirineo, a llevar con ellas la cruz, más aún, a sustituirlas, tomando sobre sí el dolor y dejándoles a ellas todo el mérito. En realidad, su vida de crucificado le enseñó a ser cirineo de todos los crucificados.

En sus cartas a Cerase encontramos estas palabras: «Por mi parte, no puedo por menos de compartir de buen grado con usted el dolor que la oprime, pedir más asiduamente a Dios por usted y desearle que el dulcísimo Jesús le conceda la fuerza espiritual y material para atravesar la última prueba de su paterno amor a usted (...). ¡Cuánto quisiera estar cerca de usted en estos momentos para aliviar de alguna manera el dolor que la oprime! Pero estaré espiritualmente cerca de usted. Haré míos todos sus dolores y los ofreceré todos en holocausto al Señor por usted».

En la espiritualidad del padre Pío, el sufrimiento no es castigo, sino amor finísimo de Dios. Lo que ordinariamente aumenta la intensidad del dolor moral es la tentación, sutil, que lleva a las almas a creer que sus sufrimientos son un castigo infligido por Dios a causa de la infidelidad, una prueba más del mal estado de su conciencia y una demostración de que se han salido del camino recto de la salvación y la santificación. En estos casos, corresponde al director espiritual hacerles comprender que el estado que atraviesan no es ni castigo por las faltas o infidelidades, ni expiación por los propios pecados desconocidos, ni una venganza de la justicia divina. Al contrario, es una prueba del amor de predilección a las almas privilegiadas, elegidas para compartir los misterios dolorosos del Redentor.

A Erminia Gargani, en 1918, le escribe: «Cálmate y ten por cierto que estas sombras y estos sufrimientos tuyos no son un castigo condigno a tus iniquidades; ni eres impía, ni estás cegada por la malicia; eres una de las muchas almas elegidas a las que Dios prueba como al oro en el fuego. Esta es la verdad; y, si dijera lo contrario, no sería sincero e iría contra la verdad».

Y a Assunta Di Tommaso la exhorta así: «Este estado no es un castigo, sino amor, y amor finísimo. Por eso, bendice al Señor y resígnate a beber el cáliz de Getsemaní». Asimismo, son conmovedoras las palabras de aliento que dirige a María Gargani: «No temas porque te tiene clavada en la cruz: te ama y te está dando fuerza para sostener el martirio insostenible y amor para amar amargamente al Amor». «Ten gran confianza en su misericordia y bondad, pues él no te abandonará nunca; pero no por esto dejes de abrazar bien su santa cruz».


Santo Padre Pío, enseñame a llevar mi cruz con dignidad, Ayúdame a confiar en el Amor que Jesús me tiene, porque soy un pobre pecador indigno de tí, te ruego que me guíes con tu santa sabiduria para así, poder agradarle mas al Padre. Amén.

Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra.


JMS A los que esperan en ti, Señor, concédeles tu paz; cumple así las palabras de tus profetas; escúchame, Señor, atiende las plegarias de tu pueblo.
Evangelio según san Juan 1, 47-51.
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: “Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.” Natanael le contesta: “¿De qué me conoces?” Jesús le responde: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.” Natanael respondió: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.” Jesús le contestó: “¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.” Y le añadió: “Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.”

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor.


Dijo Jesús: Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre. Jn 1, 51

Son los ángeles que continuamente alaban a Dios, y “toman parte, a su manera, en el gobierno de Dios sobre la creación como poderosos ejecutores de sus órdenes (Sal 102), según el plan establecido por la Divina Providencia. A los ángeles está confiado en particular un cuidado y solicitud especiales para con los hombres, en favor de los cuales presentan a Dios sus peticiones y oraciones”.

Juan Pablo II, Audiencia general 30-VII-1986

La misión de los ángeles como embajadores de Dios se extiende a cada uno de los hombres, y de modo principal a quienes tienen una misión específica en orden a la salvación (por ejemplo, los sacerdotes), y a las naciones enteras. Cfr.ibídem.

Todos los días, a todas las horas, en el mundo entero, “en el corazón de la Santa Misa”, se apela a los Ángeles y a los Arcángeles para cantar la gloria de Dios.

Dios nos llama a cada uno para que, de modo voluntario, participemos en su proyecto divino de salvación. Él es siempre el que llama, el que sabe verdaderamente cuáles son los planes mejores: No me habéis elegido vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros.
Jn 15, 16.

Ocurre algo parecido a lo que hace un director de cine que busca los actores para el guión de su película. “Está sentado frente a su mesa de trabajo, sobre la cual yacen desplegadas docenas de fotografías facilitadas por los agentes cinematográficos. Al cabo de un rato, escoge una de ellas, la contempla detenidamente y dice a su secretaria: “Sí, este es el tipo de mujer que necesito. Llámela y cítela aquí mañana.
Dios se detuvo con amor, interesado, nos llamó a la vida, y luego a la entrega, al cumplimiento fiel de sus planes, donde alcanzaríamos la plenitud, la felicidad. “En efecto -señala el Papa Juan Pablo II, Dios ha pensado en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como personas únicas e irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre, como el Buen Pastor que a sus ovejas las llama por su nombre (Jn 10, 3)

Pidamos hoy a los Santos Arcángeles que nos guíen para que entre las muchas decisiones que hemos de tomar en la vida sepamos buscar siempre la Voluntad de nuestro Padre Dios. Pidamos también por nuestros amigos, especialmente por los más jóvenes, para que sepan acertar en su caminar hasta el Señor; procuremos, como hizo el Arcángel Rafael, acompañarles de modo discreto y sencillo, como un buen amigo, en los momentos más difíciles: que nunca les falten nuestro consejo y la firmeza de nuestra amistad, sin olvidar que la tarea más divina es cooperar con Dios en la salvación de otras almas.

Ayudar a otros en su camino hacia el Señor es uno de los más nobles cometidos de nuestra existencia. Nosotros queremos ir derechamente hacia el Señor, y en el camino encontramos con frecuencia a otros que vacilan, que dudan o que desconocen la ruta. Dios nos da luz para otros: Vosotros sois la luz del mundo, ha dicho el Maestro a todos los que le siguen. Más luz, cuanto más cerca estemos de Él. Los cristianos, cuando nos mantenemos cerca del Señor, cuando nuestra amistad con Él es verdadera, somos “portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.

“-El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna”. ¡Qué alegría haber sido la ocasión para que un amigo haya encontrado su vocación, o para que alguien que vacilaba se reafirme en sus pasos!

Novena a los
Santos Angeles

2 de Octubre

Meditación

Los ángeles nos acompañan en adoración. Son ministros del Señor, infinitamente bueno. Es voluntad de Dios que nos ayuden a adorarle.
Los ángeles presiden las reuniones del culto cristiano, como se ve por las oraciones de la Iglesia. La liturgia es una participación de la que celebran los ángeles en el Cielo. Unámonos a ellos con reverencia para alabar a Dios. Su ministerio consiste en inspirarnos con fe y amor a que realicemos dignamente nuestra adoración. Nos preparamos internamente para recibir los Sacramentos, pues la Iglesia los invoca en nuestra ayuda.
Los ángeles nos ayudan contra el mal. Ellos nos ayudan en la lucha contra el diablo. El Nuevo Testamento nos pide que tengamos fe en Dios, fe en Cristo, y que usemos las armas de Dios. Dios envió sus ángeles para darnos la ayuda que necesitamos contra el mal. Este es su misterio en la obra de nuestra salvación, continuando la batalla una vez comenzada contra Lucifer y sus ángeles rebeldes.
Nos inspiran pensamientos contra las insinuaciones diabólicas y nos invitan a que acudamos a Dios en oración. Solo en el Cielo conoceremos lo mucho que realmente nos han ayudado en la lucha contra el diablo.
Los ángeles anhelan nuestra salvación. Con los ángeles participamos de la vida divina, y somos como ellos criaturas de Dios en Cristo Jesús. Por eso, ellos anhelan nuestra salvación; que juntos con ellos glorifiquemos a Dios y disfrutemos viendo su gloria.
Con gozo los ángeles aceptan las misiones que Dios los encomienda para nuestra santificación. Vencedores de los demonios, los ángeles nos protegen contra los enemigos del alma. Haríamos bien pidiéndoles que nos asistan para rechazar las tentaciones del Malo.
Los ángeles, además, presentan nuestras oraciones ante Dios acompañando con sus plegarias nuestras peticiones. Nos conviene, pues, encomendarnos a ellos especialmente en los momentos difíciles y sobre todo en la hora de la muerte, para que nos defiendan de los ataques del enemigo y lleven nuestras almas al Cielo.
Tenemos Ángel de la Guarda. Hay algunos ángeles con misión de cuidar de las almas en particular. Se les llaman Angeles de la Guarda. Es doctrina tradicional de los primeros escritores de la Iglesia, basada en textos de la Sagrada Escritura y fundada sobre razones sólidas. Lo prueba el hecho de haber establecido la fiesta en honor de los Angeles de la Guarda.
El Creador no abandona las criaturas a que dio existencia; les proporciona cuanto necesiten para lograr su perfección natural. Cristo murió por todos y para todos mereció los medios de salvación. La asistencia de los ángeles es parte del plan de Dios para salvar a todas las gentes.
Los ángeles también oran por nosotros. En las vidas de los santos observamos que se comunican frecuentemente con los ángeles. Comunicación fundada en la sencilla fe de que espíritus invisibles a quienes el amor induce a orar por las personas en particular y por las comunidades ante el torno de Dios.
Los ángeles ayudan ante todo en el campo espiritual y sobrenatural. Esto lleva consigo su solicitud por las necesidades corporales en la medida en que éstas se relacionan con la salvación y santificación.
Debemos amar y venerar al propio Angel de la Guarda, por que él nos mantiene en comunicación con el Cielo. Ha sido siempre y continúa siendo nuestro devoto amigo, dispuesto en todo momento a ayudarnos en nuestro camino del Cielo.
Honrando a nuestro Angel de la Guarda, honramos a Dios al mismo tiempo, pues lo representan en la tierra. Es gran honor tener por amigo a criatura tan bella y leal a Dios.

La Palabra de Dios

He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado.

Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. Ex 23, 20-21

Que Él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos.

Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie; Sal 91, 11-12

“Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. Mt 18, 10

Oraciones

Oración propia de la novena

San Miguel ArcángelPadre Celestial, Creador de cielo y tierra, te alabo y te doy gracias porque, además de crear el mundo visible, has creado los cielos y los innumerables espíritus. Los creaste con todo esplendor, dotados de poder y de entendimiento, y dándoles en abundancia las riquezas de tu gracia.
Te alabo y te doy gracias por haber derramado estas bendiciones sobre los ángeles buenos, en especial sobre mi Angel de la Guarda, y por haberles premiado con la gloria eterna cuando pasaron el tiempo de prueba. Ahora rodean tu trono para siempre jubilosos: Santo, santo, santo, ¡ Señor Dios de los ejércitos! El cielo y la tierra están llenos de tu gloria. ¡Hosanna en las alturas!
Hijo eterno de Dios, te rindo honor como al Rey de los ángeles. Tú mismo te has dignado nombrarte y actuar como ellos viviendo entre nosotros, como Angel y Mensajero de Dios. Fuiste el compañero fiel y el constante guía del pueblo escogido. Por tu encarnación viniste a ser el embajador de nuestro Padre celestial y el Mensajero del gran decreto de la Redención.
Para tu mayor gloria, amable Rey de los ángeles, deseo alabar y honrar a tus servidores, los santos ángeles, en especial a mi Angel de la Guarda. En unión de los santos ángeles te adoro y reverencio como mi Salvador y mi Dios.
Espíritu Santo, divino Artista, Dedo de la mano de Dios, con tu poder y amor creaste los ejercito de los ángeles para adorar y servir a Dios. Lo cumplen con fidelidad constante y pronta obediencia. Con amor ferviente y santo celo ejecutan tus órdenes. Divino Espíritu, Tú nos creaste también a semejanza tuya y nos convertiste en templos vivos de nuestras almas.
Te doy gracias por habernos dado tus santos ángeles, que nos ayudan, protegen y guían para que perseveremos en tu gracia durante el viaje de la vida y lleguemos salvos a nuestro hogar del Cielo. Ayúdame a escuchar atentamente sus órdenes para cumplir perfectamente tu santa voluntad y hallar al mismo tiempo felicidad en esta vida y en la venidera.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en honor de los santos ángeles te pido que, si es tu voluntad, me concedas esta gracia particular (mencione el favor que desea)

Oración a los ángeles

Angeles y Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Principados y Poderes. Virtudes de los Cielos, Querubines y Serafines alaben al Señor por siempre.
Alaben al Señor todos sus ejércitos, siervos que cumplen su voluntad.
Santo Angel que confortaste a Jesucristo, nuestro Señor, ven y confórtanos a nosotros también. ¡Ven no tardes!

Oración a nuestro Angel de la Guarda

Angel de la GuardaQuerido Angel de la Guarda, por la misericordia de Dios me has sido dado para que seas fiel compañero de mi destierro en este mundo. Te honro y amo como amigo devoto a quien Dios ha encomendado el cuidado de mi alma inmortal. Te doy gracias de todo corazón por tu amor y constante cuidado de mí. Queridísimo amigo-Angel, te pido me guardes y protejas a mí, pobre pecador. Guíame por el camino de la vida. Amonéstame contra cualquier ocasión de pecado, llena mi alma de saludables pensamientos y decidido ánimo de practicar la virtud. Intercede para que yo participe de tu ardiente celo en el servicio de Dios y con devoción ame su divina voluntad. Perdóname querido ángel por haber menospreciado con tanta frecuencia tus consejos y no haber hecho caso de tus consejos y no haber hecho de tus inspiraciones. Procuraré en lo futuro obedecerte con decisión y fidelidad. Tú sabes lo que vale mi alma a los ojos de Dios. No me permitas olvidar que fue redimida por la preciosa Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Que ninguna mancha de pecado desfigure la belleza de mi alma, ningún mal pensamiento o acción me prive de la dignidad de hijo de Dios. No permitas que sirva de escándalo, ni sea ocasión de pecado para otros destruyendo así la obra que Cristo ha realizado en sus almas con su dolorosísima Pasión y Muerte.
Querido Angel Guardián, haz que yo disfrute de tu protección en este peligroso comino de la vida hasta alcanzar mi eterno hogar en el Cielo donde, en unión contigo y los demás Angeles y Santos, alabe para siempre la misericordia que Dios tiene conmigo. Amén.

Oración final

Angeles adorando al Niño Jesús en brazos de María¡Oh Dios! Por tu providencia te has complacido en mandar tus santos ángeles para que nos protejan, nos defiendan siempre, nos custodien y disfrutemos de su compañía.
¡
Señor! Te suplicamos visites nuestro hogar y alejes todas las asechanzas del enemigo. Que tus santos ángeles habiten nuestra casa y nos custodien en paz. Tu bendición siempre nos acompañe.
¡
Todopoderoso y eterno Dios! En tu amable providencia has designado a todos desde el día de su nacimiento un ángel particular para que sea Guardián de su cuerpo y alma. Concédeme amar y honrar al mío de tal modo que, protegido por sus gracias, y con su ayuda, merezca contemplarte en su compañía y la de todos los ejércitos celestiales, la gloria de tu rostro en el Reino celestial. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén



lunes, 28 de septiembre de 2009

Recordad lo que mi hijo os dijo: "QUE OS AMEIS LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO OS HE AMADO".


JMS SANTISIMA VIRGEN MARIA
MADRE DE LAS ALMAS CONSAGRADAS

1ra. Aparición de la Sma. Virgen María
Sábado 6 de febrero de 1993, Hora: 7:30 p.m.

"Hijitas mías: estoy enviada por el amor que mi hijo Jesús siente por vosotras, con el mismo amor que una Madre siente por sus hijos...
Sí hijitas, quiero tocar vuestros corazones y llenarlos de humildad y sencillez.

Os pido que os unáis en oración, que todas sean una, que renovéis el espíritu de Fe.

Recordad lo que mi hijo os dijo: "QUE OS AMEIS LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO OS HE AMADO".

Dios Padre ha puesto en vuestras manos el carisma de la Eucaristía y el Sacerdocio. Os pido fidelidad a este compromiso y renovación al espíritu de la Congregación.

Hijitas mías, las cosas del mundo se quedan en este mundo y las cosas que por amor a Dios se hacen, suben llevadas por mi INMACULADO CORAZON.

Orad, Orad, Orad... . Orad unidas para que con la gracia que Dios ha derramado sobre vosotras, se alivien la tibieza y frialdad de mis almas consagradas.

Os pido de corazón, orad. El tiempo se aproxima. OS CUBRO CON MI MANTO.

OS TENGO EN MI CORAZON"




Virgen María madre de las almas consagradas

El día 6 de febrero de 1993, después de la oración al Santísimo, salimos de la capilla a ensayar algunos cantos a la virgen. A eso de las 7:20 PM, nos llamó la atención unos destellos como relámpagos de color azul en el jardín. Al instante, todos vimos a la santísima virgen María posada sobre una mata de cambur (banano), a unos cuantos metros de distancia de donde nos encontrábamos; se movía, abría las manos y levantaba los ojos al cielo: la vimos bajos diferentes advocaciones.


Su figura, de tamaño natural, muy resplandeciente iluminaba todo el bosque, con luz blanca y azul muy tenue.

Una hermana, que dudaba, al querer acercarse para asegurarse de lo que veía, sintió una voz que le dijo: "no lo hagas". Luego la Virgen pidió a esta hermana que nos arrodilláramos por que os iba a bendecir. Vio como se puso de rodillas, levantó sus manos y nos bendijo.

Seguimos rezando y fue cuando vimos desprenderse una estrella del manto de la Virgen que cayó en la tierra. La virgen estuvo allí hasta las 5:45 AM, del día 7 de Febrero.

A las 11:00 AM, y sin hacer ningún comentario al respecto, nos acercamos al sitio de la aparición y pudimos ver que todo estaba cubierto de escarcha plateada.

Al día siguiente, en la limpieza de la casa, se encontró escarcha de todos colores en el piso, en los cuartos y las paredes. Las rejas estaban cubiertas con un polvo plateado parecido al que se vio en el sitio de la aparición.

Este fenómeno se fue extendiendo en las comunidades como lo había prometido en mensaje privado dado el día 9 de febrero de 1993: "Esta manifestación se extenderá al mundo entero como una fuente de gracia y señal de mi cercanía".

El día 19 de febrero apareció de nuevo; observamos como las estrellas pasaban delante de Ella desprendiéndose y dejando su estela al desaparecer, otras titilaban lentamente como si el firmamento se volcara sobre Ella.

Terminó su mensaje diciendo: "esta es mi advocación: Virgen María, Madre de las Almas Consagradas."

Esta vez estuvo hasta las 4:30 AM del día 20 de febrero de 1993. Desde esta fecha ella misma se encargó de dar a conocer su aparición a otras comunidades y congregaciones cuyo testimonio se encuentra escrito.

En sus mensajes deja ver que este sitio "mis bosquecito" como Ella le llama, "es lugar de oración y recogimiento".

Virgen María madre de las almas consagradas

Sus primeros mensajes han sido para las Almas Consagradas (Sacerdotes y Religiosas), e invita también a los laicos a orar y pedir por ellos.

El día 23 de diciembre, en el mensaje No. 10, expresó: "Hijitos... hijitas, en todos los lugares de mis apariciones llegáis buscándome con los ojos del cuerpo, no con los del alma y del corazón y esto hace que se disipe vuestro Corazón. ¿ Cómo me veréis realmente con tan poca fe ? Si disipáis vuestro espíritus, impedís sentirme a vuestro lado y en vuestro Corazón..."

Virgen María madre de las almas consagradas

En el mensaje No. 11 explicó su advocación: "Hijitos... Hijitas, con que amor y alegría os doy a conocer mi advocación para que la deis a conocer, llenos de mi amor, al mundo entero. Hijitos míos: Mi Corona de Espigas representa la Eucaristía que es alimento y centro de vuestras vidas. Mi vestido Blanco con Estrellas, la luz que a través de Mi, brilla para vosotros. Mi Rosario, cadena que os ata a Mi, camino que os lleva al cielo. El Corazón, representa a todas mis Almas Consagradas. La Cruz que sale de él, es la entrega incondicional de vuestras vidas. Los Rayos son las gracias, que a través de Mi, mi hijo Jesús derrama sobre vosotros. Mi hijo Jesús con los brazos extendidos y mirada fija en vuestra entrega, os recibe a todos unidos en un solo Corazón. os cubro con mi manto."

El 6 de febrero de 1994, al cumplirse el primer aniversario de su aparición, manifestó: "... Hijitos... hijitas: tomad a mis más pequeños y en unión con vosotros venid a mi Puerto de salvación todos los viernes y entrad en recogimiento y oración, y celebrad el sacrificio de mi hijo amado y orad por mis intenciones. Os tengo en mi Corazón."

Tomado del folleto entregado en el sitio de la aparición: Calle José Manuel Álvarez, Quinta la Milagrosa, Carrizales (Estado Miranda), Venezuela. Tel 212-383.1466

Fotos de nuestros visitantes

LA FIESTA EN EL SANTUARIO DE  CARRIZAL
LA FIESTA EN EL SANTUARIO DE CARRIZAL

la alegria en el santuario
la alegria en el santuario

la  luz  de la  Eucaristia
la luz de la Eucaristia

eucaristia en el santuario
eucaristia en el santuario

luz que ilumina al santuario de las almas consagras
luz que ilumina al santuario de las almas consagras

En esta parte te mostramos las fotos y las historias con las que nuestros visitantes han contribuido. Para ver alguna en particular haz clic sobre la foto. Para verlas todas haz clic aquí.


En el sitio de la aparición, se encuentra la "Casa de Oración, madre Ana María Pérez Rendiles, La milagrosa".

Gruta con fuente de Agua en Carrizales

En el preciso punto donde fue vista, hay una gruta con una fuente de agua. Siguiendo la recomendación en uno de sus mensajes, se perforó un pozo, de donde brota el agua, que puede ser obtenida a través de unos grifos que se han instalado.

Jardín de Carrizales

Jardín de Carrizales

El jardín de la casa es de una gran belleza. Un bucare gigantesco domina un bosque de plantas ornamentales. También abundan las flores, tales como orquídeas y rosas.

Árbol gigante en Carrizales

Flores en Carrizales

Flores en Carrizales

Estación de Cristo con detalle en Carrizales

En los senderos, están las 14 estaciones del Vía Crucis, que es recorrido todos los viernes, antes de la Misa que se celebra a las 3:30 PM.

Estación de Cristo con detalle en Carrizales

Ardilla en Carrizales

En la casa hay una pequeña capilla, muy acogedora, lugar ideal para la oración. También hay un libro de visitas, en donde todos los fieles, dejan su mensaje.

Capilla
Capilla

Libro de visitas
Libro de visitas

Las visitas pueden realizarse los martes, miércoles y jueves de 9:00 AM a 4:30 PM, los viernes y domingo de 9:00 AM a 6:00 PM y los sábados de 9:00 AM a 4:00 PM.

El jueves Eucarístico hay una adoración al Santísimo todo el día. Los viernes el programa incluye la Adoración al Santísimo, Via Crucis, Rosario y Eucaristía (Santa Misa 3:30 PM).

Para peregrinaciones, visitas guiadas y retiros puede solicitar información por los teléfonos 212-484.3993, 016-816.3046 y 014-268.2642.

Santa misa frente a la gruta donde se dio la aparición
Santa misa frente a la gruta donde se dio la aparición

Grupo de niños en una visita preparatoria para su primera comunión
Grupo de niños en una visita preparatoria para su primera comunión

Dirección: Calle José Manuel Álvarez, Quinta la Milagrosa, Carrizales (Estado Miranda), Venezuela

Aquí puedes ver mas fotos del Santuario
Distintas apariciones de La Virgen Maria EN Las Americas

Oracion por los Sacerdotes
Preces de Jesús, Sacerdote Santo, encaminadas a conseguir de su amante Corazón, "Santos y Sabios Sacerdotes "
Señor, para celar tu honra y gloria.
DANOS SACERDOTES SANTOS
Señor, para que todos tus ministros sean la luz del mundo y la sal de la tierra
DANOS SACERDTOTES SANTOS
Corazon de Jesús , Sacerdote Santo, te pedimos con el mayor encarecimiento del alma, que aumentes de día en día los aspirantes al sacerdocio y que los formes según los designios de tu amante corazón.
Sólo así conseguiremos sacerdotes santos, y pronto en el mundo entero no habrá mas que un solo rebaño y un solo Pastor. Amén

domingo, 27 de septiembre de 2009

Oh dulcísima Madre por todos los sufrimientos que padeciste ayúdame a sobrellevar mi cruz.


JMS En setiembre de 1983, la población nicoleña se conmocionó con la noticia de que en diversas casas de familias se iluminaban los rosarios, despertando el sentimiento religioso de unos y el escepticismo de otros.
Mientras esto se repetía, cada vez con mas frecuencia, congregando al rezo del Santo Rosario a multitud de vecinos, a una mujer sencilla, buena esposa y madre ejemplar, comienza a aparecérsele la Santísima Virgen, registrándose el 25 de setiembre de 1983, como la fecha en que por primera vez experimenta este suceso maravilloso. El mayor mérito de esta mujer consiste quizás, en la discreta conducta observada, ya que nunca intentó cobrar notoriedad pese al extraordinario privilegio de haber sido destinataria de tal gracia. Comienza así el fluido e ininterrumpido dialogo, donde la Reina del Cielo , avala sus mensajes con citas bíblicas, cuya concordancia resultaría imposible explicar sin la intervención divina, por no contar la receptora, con la mas elemental instrucción bíblica, exegética y teológica necesaria, para armonizar los textos de los mensajes con los de la Palabra de Dios, en forma tan exacta.

EL ACONTECIMIENTO MARIANO DE SAN NICOLAS
Impulsa la Santidad: El Consagrado a Maria se consagra para que el Señor, a través de la Santísima Virgen lo lleve a la Santidad. Se entrega para hacer en su vida la voluntad de Dios, que consiste en la propia identificación con Cristo.

Promueve el compromiso misionero y evangelizador: Maria “Estrella de la Evangelización, desde San Nicolás, convoca al Mundo y da origen a un nuevo clamor misionero, que responde a las exigencias de la nueva Evangelización. Maria nos impulsa a encarnar en nuestra vida, como lo hizo Ella, la Palabra de Dios: vivirla y luego darla a conocer, con las expresiones de la Misericordia con que Jesús anuncio un tiempo definitivo de salvación y gracia.

MARÍA NOS OFRECE UN OBJETIVO MISIONERO Anunciar la Palabra de Dios, llamando a la fe y a la conversión (elemento auxiliar: los mensajes). Crear comunidades de oración y vida sacramental, de experiencia fraterna y misionera. Invitar a la santidad, a través del camino de la Consagración.

SOMOS ILUMINADOS POR LA LUZ DEL CORAZÓN SAGRADO DE MARÍA El Espíritu Santo, por mediación de María, sacraliza a los que viven en su Corazón. Su Corazón es raíz de nuestra espiritualidad sacerdotal y fuente de nuestra acción apostólica. En efecto: al descubrir las riquezas del Corazón Maternal de María, encontramos cómo debemos conducirnos con Ella para vivir nuestra consagración y qué debemos hacer por los demás como sus hijos sacerdotes, si realmente queremos encarnar en nosotros los rasgos maternales de su amor misericordioso que reflejan el Amor Paterno de Dios.

Los mensajes, uno o varios por día, constituyen una verdadera catequesis, lo que es la originalidad de esta manifestación mariana, cuya principal temática, al estilo de Lourdes, Fátima o Lasalette, o cualquiera de las otras revelaciones de la Virgen son:

La alianza entre Dios y su pueblo, la necesidad de la conversión de los pecadores.

La recomendación insistente de orar por la paz del mundo.

La conveniencia de difundir y practicar la devoción del Santo Rosario.

La importancia de hacer penitencia y predicar la Palabra de Dios, tema este último, que adquiere en labios de la Virgen un carácter de suma urgencia, las frecuentes exhortaciones a la paz, al amor al prójimo.

La necesidad de comulgar frecuentemente y orar pidiendo al Espíritu Santo.
"Yo Soy la patrona de esta región. Haced valer mis derechos"
Los Mensajes

"Con el Santo Rosario se puede enfrentar cualquier peligro, ya que en él está presente Cristo y la Madre de Cristo. Es la oración profunda, la inmediata comunicación con el Señor y con María.
Es el regalo que os estoy dando para que vosotros lo aceptéis y lo conservéis mediante su rezo. Amén, amén".

"El arma que constituye mayor influencia sobre el mal, es el rezo del Santo Rosario. Con este rezo, se ahonda en la vida espiritual, el espíritu crece en amor a Dios y lo aleja así, del pecado. Disipa las sombras del espíritu y hace que éste permanezca fiel a Dios.

Agradad hijos míos, al Señor, orando, ya que de esta manera, se rechazan las tentaciones del maligno.
Por siempre sea glorificado el Señor. Hazlo conocer a tus hermanos".

"Digo a tus hermanos: Estáis rezando el Santo Rosario, tal como lo pido, es necesario hijos míos, por eso mi insistencia. Si todos lo hicierais, encontraríais en el Santo Rosario, el nexo que une a los hijos con la Madre del Cielo. Junto con vuestra Madre, está Cristo Jesús, disponéos desde ya, a seguir orando y alabando al Señor. Amén, amén".

"En este momento la humanidad esta pendiente de un hilo. Si ese hilo se rompe muchos serán los que no tengan salvación. Por eso llamo a la reflexión. Apuraos que el tiempo se termina. No habrá lugar para aquel que tarde en venir. El señor quiere que todos gocen de su reino. A los que están alejados de el, les digo acercaos, acercaos. Cristo Jesús esta al alcance de vuestra mano. Predícalo. Amen."

"Fuisteis llamados para ser portadores de paz y para que se conozca el urgente llamado de Cristo Jesús a la conversión del hombre. Estoy preocupada por el mundo entero. Recordad que solo el señor os salvará. Predicad esto.”

La Medalla y el Escapulario

El 2 de diciembre de 1984, la Virgen le dijo a Gladys:
"Debéis hacer acuñar una medalla con mi advocación de María del Rosario de San Nicolás, y en el reverso, la Santísima Trinidad con 7 estrellas".
El 25 de septiembre de 1985, segundo aniversario de la primera aparición, le dice a la vidente:
"Hija mía, te diré el significado de las 7 estrellas: Son 7 gracias que mi Hijo Jesucristo concederá a quien la lleve sobre su pecho. Alabado sea el Señor."

Los estigmas de La Pasión de Jesús presentes en Gladys Motta

Gladys estaba acostumbrada a pasar desapercibida, pero esto se le hace cada vez más difícil porque muchos acuden a ella por ser la mensajera de la Virgen, además de la curiosidad que despiertan sus estigmas, los cuales, al principio, no eran visibles, sino mostraban una inflamación interior de la piel, irritación y dolor punzante; después se le presentaron los signos exteriores.
Los estigmas se hacen más evidentes durante la Cuaresma.
En ocasiones, Nuestro Señor Jesucristo le ha participado a Gladys los dolores de su Pasión.

El Padre Carlos Pérez, Director Espiritual de Gladys, y Asesor Pastoral de todo lo referente al culto a la Virgen del Rosario, ha expresado lo siguiente: "Quiero dejar expresa constancia de que me siento profundamente convencido de la autenticidad de este hecho, como consecuencia de todo lo que me tocó vivir como receptáculo de las vivencias de la Sra. de Motta... Las cosas del cielo, diríamos que la han sacado de un modo simplemente humano de verlas, para vivir el gusto de la presencia del Señor, en las manifestaciones de la Virgen... Los sufrimientos que esta misión le han significado a la señora de Motta sería muy difícil explicarlos en palabras. El principal es la incomprensión, por cuanto vive una experiencia inexpresable y las palabras no le alcanzan..."

Muchos Santos o videntes, (de un modo u otro, instrumentos eficientes de Dios) sufren los estigmas de la Pasión del Señor. Esto es parte de los misterios del Cielo. Con estudiar la vida del Padre Pío podremos entender a las claras cuán importante es entregarse a sufrir, aunque más no sea una parte de lo que Jesús sufrió y aún sufre por nosotros

Oracion de entrega dada por la Virgen a Gladis, el día 25-11-1984

Soy un pobre enfermo pecador,

y he venido a vuestros pies,
a pedirte que me sanes y redimas,
toma mi corazón Madre, dame tu Amor.
Amén.

1-12-84 - Decid confiadamente:

Si amo al Señor dichoso seré,
si puro es mi corazón, su Gloria veré.
Alabado sea el Señor.

Renuevo mi espíritu abro mi corazón al Señor prometo escuchar solamente Su voz guardar su Palabra y practicarla. Amén.

4-10-84 - BENDITA SEAS

Bendita seas Madre mía esperanza de mi vida,
radiante Luz de mis ojos redención de mis pecados.
Capullo abierto al amor de tus hijos hacia el Padre,
desde el Cielo me bendices mi corazón te entrego Madre.


Si quieres ver imágenes de La coronacion de Maria del Rosario de San Nicolás Haz Click Aquí







ELEMENTOS SIMBÓLICOS

Si miramos a la imagen de Maria del Rosario, veremos varios elementos importantes:
Mirada Fraternal


Su Mirada Maternal
Manos Llenas


Sus manos que sostienen el Rosario y están llenas de promesas.
nada Su Manto


Su manto que quiere cobijarnos
nada Su Rostro


Su Rostro que muestra la belleza de su misterio
nada Su color celeste Su color celeste que nos habla del cielo





LOS 5 CAMINOS DE MARÍA

Existe elementos esenciales, en la Imagen de María, que nos muestran los caminos que Ella nos ofrece para la conversión personal y para congregarnos en la Unidad.

Oración
El Rosario

Nos ofrece el Rosario, aquí encontramos el llamado a la oración, la Vida Sacramental. En el esta la creciente unión con Dios. Es un llamado a la oración.

Comunión Fraterna
Comunión Fraterna

Nos ofrece el Don de su Maternidad, se nos ofrece Ella misma, para congregarnos como Madre en la unidad de un solo Cuerpo. Nos llama a la comunión fraterna.

Conversión
Conversión

Nos ofrece a su Hijo, en el la Palabra y el Amor del Padre. El encuentro con el Hijo nos convierte en otros Cristos. Aquí descubrimos el valor del Sacramento de la Reconciliación.

Misión
Misión

Nos muestra su gesto de caminar, allí descubrimos su pedido insistente para que la sigamos como Misionera y Estrella de la Evangelización. Es decir nos llama a la Misión, que es el anuncio de la salvación que nos trae Jesús.


Consagración
Consagración

Nos ofrece su Corazón, en el encontramos su Amor de Madre y su invitación para la Consagración de nuestra vida, este es un Camino para crecer en la Gracia y aspirar a la santidad.








Si quieres saber mas visita su Santuario en
www.virgendesannicolas.org


Te invito a ver este video del dia de la coronacion de Nuestra Madre en San Nicolas

http://www.clarin.com/shared/v8.1/swf/fullscreen_video.html?archivo=http://contenidos2.clarin.com/2009/05/25/san.flv




jueves, 24 de septiembre de 2009

Escucha, Señor, y respóndeme; salva a tu siervo, que confía en ti; ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.


JMS Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio según san Lucas 11, 27-28


En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío levantó la voz diciendo: "¡Dichosos el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!" pero él repuso: Mejor: ¡Dichoso los que escuchaban la palabra de Dios y la cumplen! Palabra del Señor.

Contemplar a Jesús, conocerle, tratarle es también nuestro mayor deseo y nuestra mayor esperanza. Nada se puede comparar a este don. Herodes, teniéndole tan cerca, no supo ver al Señor; incluso tuvo la oportunidad de poder ser enseñado por el Bautista –el que señalaba con el dedo al Mesías que había llegado ya– y, en vez de seguir sus enseñanzas, le mandó matar. Ocurrió con Herodes como con aquellos fariseos a los que el Señor dirige la profecía de Isaías: Con el oído oiréis, pero no entenderéis, con la vista miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos y han cerrado sus ojos.... Por el contrario, los Apóstoles tuvieron la inmensa suerte de tener presente al Mesías, y con Él todo lo que podían desear.

Bienaventurados, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen, les dice el Maestro. Los grandes Patriarcas y los mayores Profetas del Antiguo Testamento nada vieron en comparación a lo que ahora pueden contemplar sus discípulos. Moisés contempló la zarza ardiente como símbolo de Dios Vivo. Jacob, después de su lucha con aquel misterioso personaje, pudo decir: He visto cara a cara a Dios; y lo mismo Gedeón: He visto cara a cara a Yahvé..., pero estas visiones eran oscuras y poco precisas en comparación con la claridad de aquellos que ven a Cristo cara a cara. Pues en verdad os digo que muchos profetas y justos ansiaron ver lo que vosotros estáis viendo.... La gloria de Esteban , el primero que dio su vida por el Maestro– consistirá precisamente en eso: en ver los Cielos abiertos y a Jesús sentado a la derecha del Padre.

Jesús vive y está muy cerca de nuestros quehaceres normales. Hemos de purificar nuestra mirada para contemplarlo. Su rostro amable será siempre el principal motivo para ser fieles en los momentos difíciles y en las tareas de cada día. Le diremos muchas veces, con palabras de los Salmos: Vultum tuum Domine requiram..., buscaré, Señor, tu rostro... siempre y en todas las cosas. Quien busca, halla. La Virgen y San José buscaron a Jesús durante tres días, y lo encontraron. Zaqueo, que también deseaba verlo, puso los medios y el Maestro se le adelantó invitándose a su casa. Las multitudes que salieron en su busca tuvieron luego la dicha de estar con Él. Nadie que de verdad haya buscado a Cristo ha quedado defraudado. Herodes, como se verá más tarde en la Pasión, solo trataba de ver al Señor por curiosidad, por capricho..., y así no se le encuentra. Cuando se lo remitió Pilato, al ver a Jesús, se alegró mucho, pues deseaba verlo hacía mucho tiempo, porque había oído muchas cosas acerca de Él y esperaba verle hacer algún milagro. Le preguntó con muchas palabras, pero Él no le respondió nada17. Jesús no le dijo nada, porque el Amor nada tiene que decir ante la frivolidad. Él viene a nuestro encuentro para que nos entreguemos, para que correspondamos a su Amor infinito.

A Jesús, presente en el Sagrario, ¡y tan cercano a nuestras vidas!, le vemos cuando deseamos purificar el alma en el sacramento de la Confesión, cuando no dejamos que los bienes pasajeros ,incluso los lícitos, llenen nuestro corazón como si fueran definitivos, pues ,como enseña San Agustín, “el amor a las sombras hace a los ojos del alma más débiles e incapaces para llegar a ver el rostro de Dios. Por eso, el hombre mientras más gusto da a su debilidad más se introduce en la oscuridad”.

buscaré, Señor, tu rostro... La contemplación de la Humanidad Santísima del Señor es inagotable fuente de amor y de fortaleza en medio de las dificultades de la vida. Muchas veces nos acercaremos a las escenas del Evangelio; consideraremos despacio que el mismo Jesús de Betania, de Cafarnaún, el que recibe bien a todos... es el que tenemos, quizá a pocos metros, en el Sagrario. En otras ocasiones nos servirán las imágenes que lo representan para tener como un recuerdo vivo de su presencia, como hicieron los santos.

“Entrando un día en el oratorio –escribe Santa Teresa de Jesús–, vi una imagen que habían traído allí a guardar (...). Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía y arrojéme cabe Él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle”. Este amor, que de alguna manera necesita nutrirse de los sentidos, es fortaleza para la vida y un enorme bien para el alma. ¡Qué cosa más natural que buscar en un retrato, en una imagen, el rostro de quien tanto se ama! La misma Santa exclamaba: “¡Desventurados de los que por su culpa pierden este bien! Bien parece que no aman al Señor, porque si le amaran, holgarse de ver su retrato, como acá aun da contento ver el de quien se quiere bien”

Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria, rezamos en el Himno Adoro te devote.

Ya tenemos a Jesús con nosotros, hasta el fin de los siglos. En la Sagrada Eucaristía está Cristo completo: su Cuerpo glorioso, su Alma humana y su Persona divina, que se hacen presentes por las palabras de la Consagración. Su Humanidad Santísima, escondida bajo los accidentes eucarísticos, se encuentra en lo que tiene de más humilde, de más común con nosotros –su Cuerpo y su Sangre, aunque en estado glorioso–; y especialmente asequible: bajo las especies de pan y de vino. De modo particular en el momento de la Comunión, al hacer la Visita al Santísimo..., hemos de ir con un deseo grande de verle, de encontrarnos con Él, como Zaqueo, como aquellas multitudes que tenían puesta en Él toda su esperanza, como acudían los ciegos, los leprosos... Mejor aún, con el afán y el deseo con que le buscaron María y José, como hemos contemplado tantas veces en el Quinto misterio de gozo del Santo Rosario. A veces, por nuestras miserias y falta de fe, nos podrá resultar costoso apreciar el rostro amable de Jesús.
Es entonces cuando debemos pedir a Nuestra Señora un corazón limpio, una mirada clara, un mayor deseo de purificación.
Nos puede ocurrir como a los Apóstoles después de la resurrección, que, aunque estaban seguros de que era Él, no se atrevían a preguntarle; tan seguros que ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Tú quién eres?, porque sabían que era el Señor. ¡Era algo tan grande encontrar a Jesús vivo, el de siempre, después de verle morir en la Cruz! ¡Es tan inmenso encontrar a Jesús vivo en el Sagrario, donde nos espera!

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de

www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es ,

misalpalm.com, Catholic.net



Santoral
www.iesvs.org


Nuestra Señora de las Mercedes
San Gerardo Sagredo

Nuestra Señora de las Mercedes. Patrona de los Presos.

Nuestra Señora de la MercedUna antigua tradición narra que en el año de 1218 la Sma. Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a socorrer a los que eran llevados cautivos a sitios lejanos.

San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad.

Esta comunidad religiosa lleva muchos siglos ayudando a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de los feroces sarracenos.

Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está muy extendida por el mundo.

Recordemos que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: "Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste"(Mat. 25, 40).


Oración a Nuestra Señora de la Merced

Generala del Ejército Argentino
A ti recurrimos, oh Virgen Generala de nuestros Ejércitos, para implorar tu maternal protección sobre esta Patria Argentina.
Te recordamos que aquí se alzó el altar donde se glorificó a Jesús Eucarístico ante el mundo entero; que nuestra bandera se hizó en la presencia augusta de tu divino Hijo; que los colores nacionales cruzan sobre tu pecho cual blasón de Generala del Ejército Argentino.
Por todo esto te pedimos que protejas a nuestra Patria erigida según los designios divinos y que del uno al otro confín sepan los pueblos honrarla y que al postrarnos ante tu imagen de Virgen Generala resuene esta unánime aclamación:
¡Tu eres la gloria de nuestra Patria. Tú eres la honra de nuestro pueblo! ¡Tu la Generala de nuestro Ejército!.


Nuestra Señora de las Mercedes de Tucumán AQUÍ


Virgen de la Merced, Argentina

miércoles, 23 de septiembre de 2009

"El corazón de nuestro divino Maestro no conoce mas que la ley del amor, la dulzura y la humildad. Poned vuestra confianza en la divina bondad de Dios


JMS El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
Aleluya.


"El corazón de nuestro divino Maestro no conoce mas que la ley del amor, la dulzura y la humildad. Poned vuestra confianza en la divina bondad de Dios, y estad seguros de que la tierra y el cielo fallaran antes que la protección de vuestro Salvador." -Padre Pío
"Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Porque Dios le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones." -Padre Pío
San Pío ha recibido la bendición del Señor, ha encontrado gracia delante de Dios, su salvador, porque buscó sinceramente al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que diste a san Pío, presbítero, la gracia de participar singularmente de la cruz de tu Hijo y, por su ministerio, renovaste los prodigios de tu misericordia, concédenos por su intercesión que, asociados continuamente a los sufrimientos de Cristo, lleguemos felizmente a la gloria de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo...


Evangelio según san Lucas 9, 1-6


En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No lleven nada para el camino: ni bastón, ni morral, ni comida, ni dinero, ni dos túnicas. Quédense en la casa donde se alojen, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en algún pueblo no los reciben, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies en señal de acusación". Ellos se pusieron en camino y fueron de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio y curando en todas partes. Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Imitar a Cristo en su compasión por los que sufren.

La misericordia en el hombre es uno de los frutos de la caridad, y consiste en “cierta compasión de la miseria ajena, nacida en nuestro corazón, por la que –si podemos– nos vemos movidos a socorrerla”. Es propio de la misericordia volcarse sobre quien padece dolor o necesidad, y tornar sus dolores y apuros como cosa propia, para remediarlos en la medida en que podamos. Por eso, cuando visitamos a un enfermo no estamos como cumpliendo un deber de cortesía; por el contrario, hacemos nuestro su dolor, procuramos aliviarlo, quizá con una conversación amable y positiva, con noticias que le agraden, prestándole pequeños servicios, ayudándole a santificar ese tesoro de la enfermedad que Dios ha puesto en sus manos, quizá facilitándole la oración, o leyéndole algún libro bueno, cuando sea oportuno... Procuramos obrar como Cristo lo haría, pues en su nombre prestamos esas pequeñas ayudas, y nos comportamos a la vez como si acudiéramos a visitar a Cristo enfermo, que tiene necesidad de nuestra compañía y de nuestros desvelos.

Cuando visitamos a una persona enferma o de alguna manera necesitada hacemos el mundo más humano, nos acercamos al corazón del hombre, a la vez que derramamos sobre él la caridad de Cristo, que Él mismo pone en nuestro corazón. “Se podría decir –escribe el Papa Juan Pablo II– que el sufrimiento presente bajo tantas formas diversas en el mundo, está también presente para irradiar el amor al hombre, precisamente en ese desinteresado don del propio “yo” en favor de los demás hombres, de los hombres que sufren. Podría decirse que el mundo del sufrimiento humano invoca sin pausa otro mundo: el del amor humano; y aquel amor desinteresado, que brota en su corazón y en sus obras, el hombre lo debe de algún modo al sufrimiento”.

¡Cuánto bien podemos hacer siendo misericordiosos con el sufrimiento ajeno! ¡Cuántas gracias produce en nuestra alma! El Señor agranda nuestro corazón y nos hace entender la verdad de aquellas palabras del Señor: Es mejor dar que recibir. Jesús es siempre un buen pagador.

“Si amas al Señor, no habrá criatura que no encuentre sitio en tu corazón”



23 de Septiembre, hoy se recuerda a El Padre Pío de Pietrelcina y en este dia concluye su novena Te invito a ponernos en presencia del Señor y a orar por tus intenciones y las del mundo entero. Recordando la pricipal virtud del Santo Padre Pio Oracion Permanente. Oraciones para todos los días.

Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición: Dios mío me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido porque eres infinitamente bueno. Dame tu santa gracia para no ofenderte más. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.

Credo: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Reflexión: El padre Pío repetía con frecuencia: Se busca a Dios en los libros, pero se lo encuentra en la oración. Si hoy no se cree, se debe a la falta de oración. Más se ora, más aumenta la fe y se encuentra a Dios.

El padre Gabriel Amorth, amigo e hijo espiritual del padre Pío, dijo: “El padre Pío, cuanto más avanzaba en edad, más sentía la necesidad de aumentar la oración. La necesidad de la oración le era sugerida por la conciencia de saberse indigno, se sentía un gran pecador, con el riesgo de poder perder la fe. Por ello ha sido siempre un gran pedigüeño de oración. Yo sabía que sí quería verlo iluminado de gozo, no tenía más que decirle: “Padre rezo por usted”.

El padre Pío se había definido a sí mismo:Un fraile que ora. Sus biógrafos lo definen como a san Francisco de Asís. “Un hombre hecho oración”.

Los continuos llamados del Papa Pío XII a la oración para que terminara la guerra, encontraron en el padre Pío una respuesta concreta. Él fundó sus ya famosos grupos de oración, que definió: “Semilleros de fe, hogares de amor en los cuales Cristo mismo está presente cada vez que se reúnen para la oración bajo la guía de sus directores espirituales”.

La oración principal que se reza en estos grupos, es el santo rosario y una breve reflexión sobre algún mensaje espiritual y los ejemplos de la vida santa del padre Pío.

Pronto tuvieron mucha difusión en Italia y en todo el mundo. El mismo Santo Padre, Juan Pablo II, dijo que los grupos de oración son una de las herencias espirituales más preciosas que nos dejó el santo.

Oración final para todos los días.

Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que nos diste en san Pío de Pietrelcina un modelo insigne de oración, haz que nuestra vida transcurra en una constante y ferviente unión contigo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



Meditacion: El Sacrificio de la Misa
El Padre Pío se levantaba todas la mañanas a las tres y media y rezaba el oficio de las lecturas. Fue un sacerdote orante y amante de la oración. Solía repetir: “La oración es el pan y la vida del alma; es el respiro del corazón, no quiero ser más que esto, un fraile que ama”. Celebraba la Santa Misa en las mañanas acompañado de dos religiosos. Todos querían verlo y hasta tocarlo, pero su presencia inspiraba tanto respeto que nadie se atrevía a moverse en lo más mínimo. La Misa duraba casi dos horas y todos los presentes se sumergían de forma particular en el misterio del sacrificio de Cristo, multitudes se volcaban apretadas alrededor del altar deteniendo la respiración. Aunque no existe diferencia esencial en la celebración de la Santa Misa de cualquier otro sacerdote, porque el sacerdote y la víctima es siempre Cristo, con el Padre Pío la imagen del Salvador -traspasado en sus manos, pies y costado- era más transparente. El Padre Pío vive la Santa Misa, sufriendo los dolores del Crucificado y dando profundo sentido a las oraciones litúrgicas de la Iglesia. En los anales de la Iglesia, Padre Pío es el primer sacerdote estigmatizado; el fue esencialmente sacerdote, y su santidad fue esencialmente sacerdotal. Toda su vida giraba alrededor de esta realidad en la cual prestaba su boca a Cristo, sus manos y sus ojos. Cuando decía: "Esto es mi Cuerpo...Esta es mi Sangre", su rostro se transfiguraba. Olas de emoción lo sacudían, todo su cuerpo se proyectaba en una muda imploración. “La Misa”, dijo una vez a un hijo espiritual, “es Cristo en al Cruz, con María y Juan a los pies de la misma y los ángeles en adoración. Lloremos de amor y adoración en esta contemplación”. Mientras el Padre celebraba el Santo Sacrificio, el tiempo parecía detenerse.

Una vez se le preguntó al Padre cómo podía pasar tanto tiempo de pie en sus llagas durante toda la Santa Misa, a lo que él respondió: “Hija mía, durante la Misa no estoy de pie: estoy suspendido con Jesús en la cruz”. El Padre amaba a Jesús con tanta fuerza, que experimentaba en su propio cuerpo una verdadera hambre y sed de Él. “Tengo tal hambre y sed antes de recibir a Jesús, que falta poco para que muera de la angustia. Y precisamente, porque no puedo estar sin unirme a Jesús, muchas veces, aun con fiebre, me veo obligado a ir a alimentarme de su cuerpo”... “El mundo, solía decir el Padre Pío, puede subsistir sin el sol, pero nunca sin la Misa”. En una ocasión se le preguntó si la Santísima Virgen María estaba presente durante la Santa Misa, a lo cual él respondió: “Sí, ella se pone a un lado, pero yo la puedo ver, qué alegría. Ella está siempre presente. ¿Como podría ser que la Madre de Jesús, presente en el Calvario al pie de la cruz, que ofreció a su Hijo como víctima por la salvación de nuestras almas, no esté presente en el calvario místico del altar?”. Mártir del Sacramento de la Misericordia
Quien participara en la celebración Eucarística del Padre Pío no podía quedar tranquilo en su pecado. Después de la Santa Misa, el Padre Pío se sentaba en el confesionario por largas horas, dándole preferencia a los hombres, pues él decía que eran los que más necesitaban de la confesión. Al ser tantos los que acudían a la confesión, fue necesario establecer un orden, y confesarse con el Padre Pío podía tomarse fácilmente tres o cuatro días de espera. Son muchos los impresionantes testimonios y las emotivas conversiones generadas a través de las Confesiones con el Padre Pío. Severo con los curiosos, hipócritas y mentirosos, y amoroso y compasivo con los verdaderamente arrepentidos. Uno de los dones que más impresionaba a la gente era que podía leer los corazones. Una vez se le preguntó al Padre por qué echaba a los penitentes del confesionario sin darles la absolución, a lo que él respondió: “Los echo, pero los acompaño con la oración y el sufrimiento, y regresarán”. El enojo era solamente superficial. A un hermano le explicó una vez: “Hijo mío, sólo en lo exterior he asumido una forma distinta. Lo interior no se ha movido para nada. Si no lo hago así, no se convierten a Dios. Es mejor ser reprochado por un hombre en este mundo, que ser reprochado por Dios en el otro”. Un ejemplo de ello sucedió un día en que el Padre se encontró con un joven que lloraba sin importarle el gentío que lo rodeaba. El Padre se le acercó y le preguntó el porqué de su llanto. El muchacho respondió que “lloraba, porque no le había dado la absolución”. Padre Pío lo consoló con ternura diciendo: “Hijo, ves, la absolución no es que te la he negado para mandarte al infierno sino al Paraíso”. El apostolado de la alegría
El Padre Pío era un hombre muy duro contra todo tipo de pecado, pero tierno, jovial y amante de la vida. Era un conversador brillante, con la astucia para mantener en suspenso a sus oyentes. Le gustaban mucho los chistes, y en su repertorio, no faltaban los que se referían a los soldados, políticos y religiosos. De la boca del Padre Pío, el chiste y la anécdota no eran solo sano humorismo y simple distracción, sino también una especie de apostolado: el apostolado de la alegría y el buen humor. Una tarde calurosa, en que paseaba, como frecuentaba hacer con sus hermanos e hijos espirituales, les contó esta anécdota: “Una vez entró de monje un joven juglar que no conseguía cantar los salmos ni rezar las oraciones con los hermanos, pero en cuanto el coro quedaba vacío, se acercaba a la estatua de la Santísima Virgen y le hacía piruetas para congraciarse con ella y con el Niño Jesús. Una vez lo vio el fraile sacristán y avisó al Abad. Este después de haberlo observado un rato, se maravilló de ver que la estatua de la Virgen tomó vida. María sonreía y el Niño Jesús aplaudía con sus manitas. Cada uno de nosotros, decía el Padre, hace de bufón en el puesto que Dios le ha asignado. El fraile más ignorante, ofrecía a la Reina del Cielo lo único que sabía hacer, y Ella lo aceptaba con gusto”.