miércoles, 15 de julio de 2009

JESUS QUE YO PUEDA VER!



JMS Un Mendigo ciego en el camino



¡Jesús, Ayúdanos a crecer en la FE!


Jesús guiaba a su grupo de discipulos hacia Jerusalén, dónde lo esperaban la pasión y la muerte.
En el trayecto, dialogó con ellos, anunciándoles el próximo futuro, enseñándoles a convivir fraternalmente y explicándoles cómo podían seguirlo.
En la penúltima etapa, en Jericó, un mendigo ciego le solicitó un milagro:
"Hijo de David, ten piedad de mí!". La gente lo queria hacer callar, pero el gritaba mas fuerte, hasta que Jesús lo escuchó y lo hizo llamar. Arrojó el manto y se puso de pié de un salto, y rogó a Jesús: "Mi Maestro, que yo pueda ver". Jesús reconoció en él la experiencia de un fiel discípulo: "Vete, tu fé te ha salvado".

Pero él no se fué, sino que se convirtió en su discípulo y lo siguió´.
Este episodio difiere del caso del joven rico, que no lo pudo seguir, porque tuvo miedo de perder sus riquezas .
El mendigo ciego, en cambio, se deshizo de lo poco que tenía: un manto. Como si constituyera un impedimento para caminar detrás de él.
Para poder seguir a Jesús, el ciego tuvo que vencer varios obstáculos. El primero fué la gente , que lo queria hacer callar.
Después, sus pertenencias, su familia y su medio de vida: la mendicidad.

Su fe en el maestro consiguió un milagro: recuperó la vista y pudo entrar en un contacto personal con él.
Estas vivencias lo llevaron a abandonar absolutamente todo para seguirlo, y asi comenzó una verdadera y nueva vida.

En el camino de la fe, cuando la oscuridad nos envuelva, no nos olvidemos de orar a este mendigo ciego. Él nos responderá: "Mi Maestro te puede hacer ver".


Salmo 104;

Que se alegren los que buscan al Señor .
Busquen al Señor y seran fuertes, busquen siempre su rostro.

Oremos

Dios Todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la Fe, la esperanza y la caridad
y para que podamos conseguir lo que prometes, ayúdanos a amar lo que nos mandas. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.


El ciego Bartimeo encontró la curación a través del grito. Se salvó en el momento mismo en que tuvo el coraje de gritar, y gritar aún mas fuerte, cuando todos pretendían cerrarle la boca.
Todos estamos ciegos en alguna medida . Bartimeo es el símbolo del hombre "ciego y menesteroso", a quien Jesús le trae la buena noticia de la curación:
otra vida es posible; hay más alegría en dar que en recibir; pidan y se les dará,

busquen y encontrarán, golpeen y se les abrirán.
Nesecitamos gritar nuestra esperanza:
Jesús, hijo de David, ten piedad de mí.

Vivimos "encandilados" por las apariencias, por la civilización de la comodidad, el placer, el sálvese quien pueda". Todos, en alguna medida estamos ciegos para ver el interior de nuestro corazón, para descubrir qué nos tiene amargados e infelices.
¡Nesecitamos gritar! Arrojar el manto de nuestra falsa seguridad, ponernos decidídamente de "pié" y saltar hacia Jesús.