JMS El Santísimo Nombre de María
“Y el nombre de la Virgen era María”, nos dirá el Evangelio. En la Sagrada Escritura y en la liturgia el nombre tiene un sentido más profundo que el usual en el lenguaje de nuestros días. Es la expresión de la personalidad del que lo lleva, de la misión que Dios le encomienda al nacer, la razón de ser de su vida.
A los pocos días del nacimiento de la Santísima Virgen, la iglesia celebra hoy, su Santo y Dulce Nombre, pronunciado por el mismo Jesús y por millones de cristianos
a lo largo de 20 siglos. Celebrada primero en España, esta fiesta fue extendida a toda la iglesia por el Papa Inocencio XI, en 1683, para agradecer a María la Victoria que acababa de ganar Juan Sobieski, rey de Polonia, contra los turcos, que asediaban a Viena y amenazaban a Occidente. Gocémonos en llamar a María Nuestra Señora, como llamamos a Jesús Nuestro Señor; pronunciar su nombre es afirmar su poder; implorar su ayuda y ponernos bajo su maternal protección.
Evangelio del dia
san Lucas 6, 43-49
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:"No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos: no se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.
¿Por qué me dicen "Señor, Señor", y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica: se parece a un hombre que al construir su casa hizo una excavación profunda para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida. Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra sin cimientos. Chocó el río contra ella, inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida".
Palabra del Señor.
Dice el Señor: "No hay árbol bueno que dé mal fruto, ni tampoco árbol malo que dé buen fruto. Pues cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos de los espinos, ni se cosechan uvas del zarzal. El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo de su mal saca cosas malas: porque de la abundancia del corazón habla la boca."
Mediante esta doble comparación –la del árbol, que si es bueno da buenos frutos, y la del hombre que habla de aquello que lleva en su corazón– nos enseña Jesús que la santidad ni se disimula, ni se puede sustituir por nada: lo que uno tenga, eso da. Y comenta San Beda. “El tesoro del corazón es lo mismo que la raíz del árbol. La persona que tiene un tesoro de paciencia y de caridad en el corazón produce excelentes frutos: ama a su prójimo y reúne las otras cualidades que enseña Jesús; ama a los enemigos, hace el bien a quien le odia, bendice a quien le maldice, reza por el que le calumnia... Pero la persona que tiene en su corazón un fondo de maldad hace exactamente lo contrario: odia a sus amigos, habla mal de quien le quiere, y todas las demás cosas condenadas por el Señor”.
El corazón de Nuestra Madre Santa María fue colmado de gracias por el Espíritu Santo. Salvo Cristo, jamás se dio ni se dará un árbol con savia tan buena como la vida de la Virgen.
Todas las gracias nos han llegado y vienen ahora por medio de Ella; sobre todo, nos llegó el mismo Jesús, fruto bendito de las entrañas purísimas de Santa María. De sus labios han nacido las mejores alabanzas a Dios, las más gratas, las de mayor ternura. De Ella hemos recibido los hombres el mejor consejo: Haced lo que Él os diga, un consejo que nos repite calladamente en la intimidad del corazón.
«Dios te salve, María...» Es tu santo, el de todos tus hijos. Recibe nuestra felicitación emocionada, llena de confianza en el poder de tu nombre santísimo. Unámonos a la Iglesia y con ella alegrémonos venerando el nombre de María para merecer llegar a las eternas alegrías del cielo.Te invito a contemplar a Maria meditando esta oracion;
EJERCICIO PIADOSO
A LA INMACULADA VIRGEN
A LA INMACULADA VIRGEN
Oh Dios, que por la Inmaculada Virgen, preparasteis digna morada a vuestro Hijo; os suplicamos que, así como a ella la preservasteis de toda mancha en previsión de la muerte del mismo Hijo, nos concedáis también que, por medio de su intercesión, lleguemos a vuestra presencia puros de todo pecado. Por el mismo Jesucristo, nuestro señor. Amén.
1. Bendita sea la santa e inmaculada Concepción de la gloriosa Virgen María, Madre de Dios. Avemaría.
2. Oh María, que entrasteis en el mundo sin mancha de culpa, obtenedme de Dios que pueda yo salir de él sin pecado. Avemaría.
3. Oh Virgen María, que nunca estuvisteis afeada con la mancha del pecado original, ni de ningún pecado actual, os encomiendo y confío la pureza de mi corazón. Avemaría.
4. Por vuestra Inmaculada Concepción, oh María, haced puro mi cuerpo y santa el alma mía. Avemaría.
5. Oh María, concebida sin pecado, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. Avemaría.
Propósito:
Rezaré siete veces hoy el Ave Maria para honrar su Dulcícimo Nombre.