viernes, 29 de enero de 2010

A ti, Padre de la vida, principio sin principio, suma bondad y eterna luz, con el Hijo y el Espíritu, honor y gloria, alabanza y gratitud por los sigl



JMS Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes; te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados, y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi Padre y Señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí.
Meditacion Cristiana


El Hermano Conrado de Offida, admirable celador de la pobreza evangélica y de la Regla de San Francisco

fue de vida tan religiosa y tan llena de méritos ante Dios que Cristo bendito le honró con muchos milagros en vida y en muerte.
Habiendo llegado una vez, de paso, al convento de Offida, los hermanos le rogaron, por amor de Dios y de la Caridad que amonestara a un hermano joven que habia en aquel convento, y que perturbaba a toda la comunidad, tanto a viejos como a jóvenes, por su manera de portarse pueril, indisciplinado y libre; descuidaba habitualmente el oficio Divino y las demas observancias regulares.

El Hermano Conrado le llamó aparte y le dirigió palabras de amonestación tan eficaces y llenas de unción, que bajo la acción de la Gracia Divina, de niño que era se volvió súbitamente maduro por su manera de comportarse; y tan obediente, bueno, diligente y piadoso, pacífico, tan servicial, tan aplicado a toda obra de virtud , que así como antes toda la casa andaba perturbada por causa de él, después todos estaban contentos y consolados y lo amaban profundamente.

Poco después de su converción murió dicho hermano joven, con gran sentimiento de los hermanos. Pocos dias despues de su muerte se apareció su alma al hermano conrado, que estaba en piadosa oracion ante el altar de aquel convento, y le saludó devotamente. Al preguntarle el Hermano Conrado, quien era, este le contestó:-Soy el alma de aquel hermano joven, que murió hace unos dias" Y agregó; por la gracia de Dios y por vuestra enseñanza, me ha ido bien, porque no estoy condenado; pero debido a algunos pecados que cometí, y que no tuve tiempo para expiar suficientemente, estoy padeciendo penas muy grandes en el purgatorio. Te ruego que de la misma manera que me has ayudado cuando estaba vivo, así ahora tengas a bien socorrerme en mis penas rezando por mi algún Padre Nuestro ya que tu oración es tan poderosa ante Dios.

El Hermano Conrado, accediendo a su ruego, dijo por él una sola vez el Padrenuestro, y aquella alma dijo; -¡Oh! cuando tú oras por mi, me siento totalmente aliviado. Te pido pues, que no dejes de rogar por mi a Dios. Entonces el Hermano Conrado viendo, que aquella alma era ayudada tan eficazmente por sus oraciones, rezó por ella cien Padrenuestros; y, en cuanto los hubo terminado, dijo el alma:- Te doy gracias, padre mío, de parte de Dios, por la caridad que has tenido conmigo, porque por tu oracion estoy libre de todas las penas, y así me voy al Reino Celestial. Dicho esto desapareció. Y el Hermano Conrado, para dar a los hermanos alegría y consuelo les refirió punto por punto toda esta visión.

Oremos
Tu Espíritu, que es bueno, allane, Padre, nuestro camino; sea en nuestra comunidad una fuerza vivificante que destruya nuestro pecado, acabe con nuestra angustia y nos permita ver constantemente tu rostro. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.