jueves, 7 de enero de 2010

Dios nos ama antes de que sepamos dirigirnos a El, y pone en nosotros el amor con el que podemos corresponderle.



JMS San Bernardo le dedicó a la Virgen, Estrella del Mar, un poema:"Si se levantan los vientos de la tentación: si te arrastran hacia los acantilados de la desesperación... mira la estrella; invoca a María.

Si están a punto de ahogarte las olas de la soberbia, la ambición, la envidia, la rivalidad...mira a la Estrella; Invoca a María.
"

Señor, Dios nuestro, luz del mundo, concede una paz estable a todos los pueblos de la tierra, y haz que aquella luz resplandeciente que condujo a los Magos al conocimiento de tu Hijo, ilumine también nuestros corazones.

Queridos hijos: Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.

En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Nosotros hemos visto, y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. En esto llega a la perfección el amor que Dios nos tiene: en que esperamos con tranquilidad el día del juicio, porque nosotros vivimos en este mundo en la misma forma que Jesucristo vivió.

En el amor no hay temor. Al contrario, el amor perfecto excluye el temor, porque el que teme, mira al castigo, y el que teme no ha alcanzado la perfección del amor.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4, 11-18)

Meditacion Fiesta de La Epifanía

La fiesta de la Epifanía nos mueve a todos los fieles a compartir las ansias y las fatigas de la Iglesia, que “ora y trabaja a un tiempo, para que la totalidad del mundo se incorpore al pueblo de Dios, Cuerpo del Señor y Templo del Espíritu Santo”.

Nosotros podemos ser de aquellos que, estando en el mundo, en medio de las realidades temporales hemos visto la estrella de una llamada de Dios, y llevamos esa luz interior, consecuencia de tratar cada día a Jesús; y sentimos por eso la necesidad de hacer que muchos indecisos o ignorantes se acerquen al Señor y purifiquen su vida.

La Epifanía es la fiesta de la fe y del apostolado de la fe. “Participan en esta fiesta tanto quienes han llegado ya a la fe como los que se encuentran en el camino para alcanzarla. Participan, agradeciendo el don de la fe, al igual que los Magos, que, llenos de gratitud, se arrodillaron ante el Niño. En esta fiesta participa la Iglesia, que cada año se hace más consciente de la amplitud de su misión. ¡A cuántos hombres es preciso llevar todavía a la fe! Cuántos hombres es preciso reconquistar para la fe que han perdido, siendo a veces esto más difícil que la primera conversión a la fe. Sin embargo, la Iglesia, consciente de aquel gran don, el don de la Encarnación de Dios, no puede detenerse, no puede pararse jamás. Continuamente debe buscar el acceso a Belén para todos los hombres y para todas las épocas. La Epifanía es la fiesta del desafío de Dios”.

La Epifanía nos recuerda que debemos poner todos los medios para que nuestros amigos, familiares y colegas se acerquen a Jesús: a unos será facilitarles un libro de buena doctrina, a otros unas palabras vibrantes para que se decidan a ponerse en camino, a aquella otra persona hablándole de la necesidad de formación espiritual.

Al terminar hoy nuestra oración, no pedimos a estos santos Reyes que nos den oro, incienso y mirra; parece más natural pedirles que nos enseñen el camino que lleva a Cristo para que cada día le llevemos nuestro oro, nuestro incienso y nuestra mirra. Pidámosle también “a la Madre de Dios, que es nuestra Madre, que nos prepare el camino que lleva al amor pleno: Su dulce corazón conoce el sendero más seguro para encontrar a Cristo.

“Los Reyes Magos tuvieron una estrella; nosotros tenemos a María Stella maris, Stella orientis”.


Nuestro Señor no sólo es justo, es mucho más: misericordioso. No espera que vayamos a El; se anticipa, con muestras inequívocas de paternal cariño.

Si la estrella luce de antemano, para orientarnos en nuestro camino de amor de Dios, no es lógico dudar cuando, en alguna ocasión, se nos oculta. Ocurre en determinados momentos de nuestra vida interior, casi siempre por culpa nuestra, lo que pasó en el viaje de los Reyes Magos: que la estrella desaparece...

Permitidme un consejo: si alguna vez perdéis la claridad de la luz, recurrid siempre al buen pastor. ¿Quién es el buen pastor? El que entra por la puerta de la fidelidad a la doctrina de la Iglesia; el que no se comporta como el mercenario que viendo venir el lobo, desampara las ovejas y huye; y el lobo las arrebata y dispersa el rebaño. Mirad que la palabra divina no es vana; y la insistencia de Cristo -¿no veis con qué cariño habla de pastores y de ovejas, del redil y del rebaño?- es una demostración práctica de la necesidad de un buen guía para nuestra alma. Por eso, si el Señor permite que nos quedemos a oscuras, incluso en cosas pequeñas; si sentimos que nuestra fe no es firme, acudamos al buen pastor, al que entra por la puerta ejercitando su derecho, al que, dando su vida por los demás, quiere ser, en la palabra y en la conducta, un alma enamorada: un pecador quizá también, pero que confía siempre en el perdón y en la misericordia de Cristo.

Paz Y Bien, Hermanos; Siempre es bueno recordar que somos hijos de Maria y por la mañana, por la tarde, y por la noche se saluda como buen hijo de Maria y de Dios a Nuestra Madre, seamos generosos y buenos saludemos hoy a Nuestra Luz y Nuestra Estrella con Las Alabanzas a la Santisima Virgen María.

Alabanzas a la Stma. Virgen María
Letanías Lauretanas
Señor. ten piedad de nosotros
Cristo. ten piedad de nosotros
Señor. ten piedad de nosotros
Cristo óyenos
Cristo. escúchanos
Dios, Padre Celestial -Respuesta: Ten piedad de nosotros
Dios Hijo. Redentor del Mundo -R.
Dios, Espíritu Santo -R.
Santa Trinidad un solo Dios
-R.

Santa María. Respuesta: Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios -R.
Santa Virgen de las Vírgenes -R.
Madre de Cristo -R.
Madre de la Iglesia -R.

Puerta del Cielo -R.
Estrella de la mañana -R.
Salud de los enfermos -R.
Refugio de los pecadores -R.
Consuelo de los Afligidos -R.
Auxilio de los cristianos -R.
Reina de los Ángeles -R.
Reina del Sacratísimo Rosario -R.
Reina de la paz. -R.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

Ten piedad de nosotros

Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria.

Recuerda visitar al Señor en el Sagrario meditando lo que haces, lo que haz hecho y lo que harás.
Paz y Bien.