domingo, 24 de enero de 2010

Que te agraden mis palabras y mis pensamientos, Señor, roca mía, mi redentor. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.



JMS Dios nuestro, que has enviado a tu Hijo, rey y profeta, para anunciar el Evangelio a los pobres, la libertad a los cautivos y a los ciegos la vista, escucha nuestras súplicas y haz que tu palabra resuene con fuerza en el mundo; y a nosotros, concédenos transformarnos en instrumentos eficaces de libertad y salvación para todos los seres humanos.

Hermanos: A mí, el más insignificante de todo el pueblo santo, se me ha dado esta gracia: anuncia a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo; e iluminar la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
Así, mediante la Iglesia, los principados y potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios; según el designio eterno, realizad en Cristo Jesús, Señor nuestro, en quien tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 8-12
Palabra de Dios.

Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y práctica la lealtad; sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón.

Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado, dice el Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

"Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y nuestra alegría llegue a la plenitud.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor mas grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
Yo no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se los he dado a conocer. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido, y los he destinado para que vayan y den fruto, y nuestro fruto dure. De modo de lo que pidan al Padre en mi nombre, se los dé. Esto les mando: que se amen unos a otros".
Palabra del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17

Santoral Catolico San Fransisco de Sales
San Francisco de Sales escribió: "No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor; y te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto des en tu corazón entrada al enojo"
Obispo, patrono de los periodistas(1567-1622) Se dice que escribía de día hojas clandestinas y la metía por debajo de las puertas, de noche. Por esa razón, se ganó el premio "patrono de los periodistas". Escribía como un ángel. De forma, que los franceses lo tienen entre sus clásicos de literatura. Montañés de cuerpo entero, nacido en los Alpes, en el castillo saboyano de Sales. Familia exquisita. Le llevan a estudiar a la universidad de París. Luego a Padua. Canónigo de Annecy, obispo auxiliar de Ginebra, líder de debates con los protestantes, apóstol de la región de Chablais. Vuelve a París, trata con san Vicente de Paul, en todas partes se le recibe con entusiasmo. Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

Meditacion

El Señor, que conoce las raíces más profundas del actuar humano, comprende y perdona. Cuando se comprende a los demás es posible ayudarlos. La samaritana, el buen ladrón, la mujer adúltera, Pedro que reniega, Tomás Apóstol que no cree..., y tantos otros en aquellos tres años de vida pública y a lo largo de los siglos se sintieron comprendidos por el Señor y dejaron que la gracia de Dios les penetrara el alma. Una persona comprendida abre su corazón y se deja ayudar.

Jesús miraba a todos con un inmenso respeto: a los sanos y a los enfermos, a niños y mayores, a mendigos, a pecadores... Es siempre el ejemplo que hemos de imitar en nuestra convivencia diaria. Ver a las gentes, a todos, con simpatía, con aprecio y cordialidad. Si mirásemos a las gentes como las ve el Señor, no nos atreveríamos a juzgarlas negativamente. “En aquellos que naturalmente no nos resultan simpáticos veríamos almas rescatadas por la Sangre de Cristo, que forman parte de su Cuerpo Místico y que quizá estén más cerca que la nuestra de su divino Corazón. No pocas veces nos acaece pasar largos años al lado de almas bellísimas sin que echemos de ver su hermosura”R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, Palabra, Madrid 1982, II, p. 734. . Miremos a nuestro alrededor y tratemos de ver a quienes cada día encontramos en la propia casa, en la oficina, en medio del tráfico de la ciudad, a quienes esperan su turno junto a nosotros en el dentista o en la farmacia. Examinemos junto a Jesús si los vemos con ojos amables y misericordiosos, como los mira Él.

Casi al final de su vida, San Francisco escribía al Papa acerca de la misión que se le había encomendado: “Cuando llegamos a esta región, apenas si se podía encontrar un centenar de católicos. Hoy, apenas quedan un centenar de herejes”. Nosotros le pedimos, en su festividad, que nos enseñe a vivir ese entramado de las virtudes de la convivencia, que sepamos ejercitarlas diariamente en las situaciones más comunes, y que sean una firme ayuda para el apostolado que, con la gracia de Dios, debemos llevar a cabo. Señor, Dios nuestro, Tú has querido que el Santo obispo Francisco de Sales se entregara a todos generosamente para la salvación de los hombres; concédenos, a ejemplo suyo, manifestar la dulzura de tu amor en el servicio a nuestros hermanos. Amén.