domingo, 20 de diciembre de 2009

Yo soy la madre del amor, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Venid a mí cuantos deseáis y saciaos de mis frutos.


JMS Hágase en mí según tu palabra, dice la Virgen

“Dios nos llama a través de las incidencias de la vida de cada día, en el sufrimiento y en la alegría de las personas con las que convivimos, en los afanes humanos de nuestros compañeros, en las menudencias de la vida de familia. Dios nos llama también a través de los grandes problemas, conflictos y tareas que definen cada época histórica, atrayendo esfuerzos e ilusiones de gran parte de la humanidad”.

La llamada del Señor a una mayor entrega nos urge, entre otras razones, porque la mies es mucha y los operarios pocos. Y hay mieses que se pierden cada día porque no hay quien las recoja.

El centro de la humanidad, sin saberlo, se encuentra en la pequeña ciudad de Nazaret. Allí está la mujer más amada de Dios, Aquella que es también la más amada del mundo, la más invocada de todos los tiempos. En la intimidad de nuestro corazón, ahora, en nuestra oración personal, le decimos: ¡Madre! ¡Bendita eres entre todas las mujeres!

Queremos vivir estos días de Adviento con el mismo espíritu de servicio con que los vivió nuestra Madre. Apoyados en la entrega humilde de María, vamos a pedirle como buenos hijos que nos ayude para que, cuando el Señor venga, encuentre nuestro corazón dispuesto y sin reservas, dócil a sus mandatos, a sus consejos, a sus sugerencias.“Supliquemos hoy a Santa María que nos haga contemplativos, que nos enseñe a comprender las llamadas continuas que el Señor dirige a la puerta de nuestro corazón. Roguémosle: Madre nuestra, tú has traído a la tierra a Jesús, que nos revela el amor de nuestro Padre Dios; ayúdanos a reconocerlo, en medio de los afanes de cada día; remueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad, para que sepamos escuchar la voz de Dios, el impulso de la gracia”

Evangelio del dia 20 de Diciembre 4 domingo de Adviento

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba
María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo:
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba que querría decir semejante
saludo. El ángel le dijo:
"No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le
pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no
tendrá fin".
María le dijo entonces al ángel:
"¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?"
El ángel le contestó:
"El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a
pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios".
María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.
san Lucas 1, 26-38

Reflexion Tambien a nosotros nos visita continuamente la Madre de Dios, acompañandonos con la oracion y sus bendiciones. Podriamos decir igualmente 'Quien soy yo'. Y la respuesta, tanto para nosotros como para Isabel, es la misma: Ella no viene porque seamos dignos sino por su amor, porque Ella nos ama. Actuemos con firmeza y dulzura para que nuestros hogares sean dignos de la Madre de Dios, para que Ella pueda visitarnos. No seamos como los de Belén que no dieron lugar a la Sagrada Familia porque estaban ocupados con 'otros' con muchas otras cosas. Como Propósito; Procuraré llegar temprano a misa para prepararme adecuadamente, por lo menos diez minutos, ante Jesús Sacramentado. Mas aún en este Adviento trataré de acercarme a la Parroquia mas cercana a mi barrio para colaborar en lo que pueda y sea necesario, como lector de las Lecturas, como ostiario, o simplemente repartiendo los cancioneros, seré bueno y entregaré mis obras a Maria como ofrenda para Jesús anticipando su Venida y esperandolo en mi corazón.

Oración para ser misericordioso
Escrita por santa María Faustina


“Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo
Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí”
(Diario, 163).

Te invito a ver este video de la Hermana Glenda "Magnificat" y piensa en Maria y en la llegada de nuestro Señor, Medita esta Plegaria; "Jesús, Ven entre nosotros. Nosotros queremos compartir tu Venida. Nosotros queremos recibirte. Nosotros esperamos que nos traigas tu luz, tu Paz, tu amor. Amen."