JMS Evangelio del dia 3 de Diciembre y Meditacion con
San Antonio de Padua:
"En una ocasión, cuando los herejes de Rímini le impedían al pueblo acudir a sus sermones, San Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar: "Oigan la palabra de Dios, Uds. los pececillos del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar". A su llamado acudieron miles y miles de peces que sacudían la cabeza en señal de aprobación. Aquel milagro se conoció y conmovió a la ciudad, por lo que los herejes tuvieron que ceder."
La inteligencia humana lleva imprimida en sí misma el sello de la Trinidad que la lleva siempre hacia la verdad y hacia el bien. Si la voluntad lo permite con correcta intención y se abre al amor, entonces Dios viene a vivir entre nosotros, para que también nosotros aprendamos de él a ser buenos, justos y misericordiosos. La cosa más importante que hay que pedir a Dios en la oración es el amor, porque así el Padre celeste, que es el amor, nos dará lo que él es, o sea el amor, con el que cuidaremos también nosotros a nuestros hermanos más débiles y enfermos, como hijos del mismo Padre. San Antonio
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.san Mateo (7, 21. 24-27)
Meditacion
Dios nuestro, que por medio de la predicación de San Antonio de Paduaquisiste iluminar con tu Evangelio a los pueblos concédenos a todos los cristianos un gran entusiasmo por darte a conocer, a fin de que tu Iglesia pueda llevar a todos los hombres tu mensaje de salvación.
Todos los cristianos debemos sentirnos urgidos a dar cumplimiento a estas palabras dondequiera que nos encontremos, con valentía, con audacia, como nos lo recuerda Juan Pablo II: “los cristianos estamos llamados a la valentía apostólica, basada en la confianza en el Espíritu”. Miramos a nuestro alrededor y nos damos cuenta de que son muchedumbre los que no conocen aún a Cristo. Incluso muchos que fueron bautizados viven como si Cristo no los hubiera redimido, como si Él no estuviera realmente presente en medio de nosotros. ¡Cuántos andan hoy como aquellos que atraían la misericordia de Jesús, porque andaban como ovejas sin pastor, sin una dirección precisa en sus vidas, desorientados, perdiendo lo mejor de su tiempo porque no saben a dónde ir! También nosotros nos llenamos de compasión, como hacía el Señor, por esas personas que, aunque humanamente parecen triunfar en ocasiones, están en el mayor de los fracasos porque no sienten ni se comportan como hijos de Dios que se dirigen hacia la Casa del Padre. ¡Qué pena si alguno dejara de encontrar al Maestro por nuestra omisión, por la falta de ese espíritu apostólico!
Debemos comunicar nuestro celo por las almas a otros para que a su vez sean mensajeros de la Buena Nueva que Cristo ha dejado al mundo. De mil formas diferentes, con unas palabras u otras, con una conducta ejemplar siempre.
San Antonio nació en Portugal, pero adquirió el apellido por el que lo conoce el mundo, de la ciudad italiana de Padua, donde murió y donde todavía se veneran sus reliquias.
León XIII lo llamó "el santo de todo el mundo", porque su imagen y devoción se encuentran por todas partes.
"Era poderoso en obras y en palabras. Su cuerpo habitaba esta tierra pero su alma vivía en el cielo" -un biógrafo de ese tiempo.
Vino al mundo en el año 1195 y se llamó Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, nombre que cambió por el de Antonio al ingresar en la orden de Frailes Menores, por la devoción al gran patriarca de los monjes y patrones titulares de la capilla en que recibió el hábito franciscano.
No le faltaron las pruebas. En la juventud fue atacado duramente por las pasiones sensuales. Pero no se dejó vencer y con la ayuda de Dios las dominó. El se fortalecía visitando al Stmo. Sacramento. Además desde niño se había consagrado a la Stma. Virgen y a Ella encomendaba su pureza.
En cuanto el ministro provincial tuvo noticias sobre los talentos desplegados por el joven fraile portugués, lo mandó llamar a su solitaria ermita y lo envió a predicar a varias partes de la Romagna, una región que, por entonces, abarcaba toda la Lombardía. En un momento, Antonio pasó de la oscuridad a la luz de la fama y obtuvo, sobre todo, resonantes éxitos en la conversión de los herejes, que abundaban en el norte de Italia, y que, en muchos casos, eran hombres de cierta posición y educación, a los que se podía llegar con argumentos razonables y ejemplos tomados de las Sagradas Escrituras.
A pesar de estar muy enfermo de hidropesía, San Antonio predicaba los 40 días de cuaresma. La gente presionaba para tocarlo y le arrancaban pedazos del hábito, hasta el punto que hacía falta designar un grupo de hombres para protegerlo después de los sermones.
Además de la misión de predicador, se le dio el cargo de lector en teología entre sus hermanos. Aquella fue la primera vez que un miembro de la Orden Franciscana cumplía con aquella función. En una carta que, por lo general, se considera como perteneciente a San Francisco, se confirma este nombramiento con las siguientes palabras: "Al muy amado hermano Antonio, el hermano Francisco le saluda en Jesucristo. Me complace en extremo que seas tú el que lea la sagrada teología a los frailes, siempre que esos estudios no afecten al santo espíritu de plegaria y devoción que está de acuerdo con nuestra regla". Sin embargo, se advirtió cada vez con mayor claridad que, la verdadera misión del hermano Antonio estaba en el púlpito. Por cierto que poseía todas las cualidades del predicador: ciencia, elocuencia, un gran poder de persuasión, un ardiente celo por el bien de las almas y una voz sonora y bien timbrada que llegaba muy lejos. Por otra parte, se afirmaba que estaba dotado con el poder de obrar milagros y, a pesar de que era de corta estatura y con cierta inclinación a la corpulencia, poseía una personalidad extraordinariamente atractiva, casi magnética. A veces, bastaba su presencia para que los pecadores cayesen de rodillas a sus pies; parecía que de su persona irradiaba la santidad. A donde quiera que iba, las gentes le seguían en tropel para escucharle, y con eso había para que los criminales empedernidos, los indiferentes y los herejes, pidiesen confesión. Las gentes cerraban sus tiendas, oficinas y talleres para asistir a sus sermones; muchas veces sucedió que algunas mujeres salieron antes del alba o permanecieron toda la noche en la iglesia, para conseguir un lugar cerca del púlpito.Después de predicar una serie de sermones durante la primavera de 1231, la salud de San Antonio comenzó a ceder y se retiró a descansar, con otros dos frailes, a los bosques de Camposampiero. Bien pronto se dio cuenta de que sus días estaban contados y entonces pidió que le llevasen a Padua. No llegó vivo más que a los aledaños de la ciudad. El 13 de junio de 1231, en la habitación particular del capellán de las Clarisas Pobres de Arcella recibió los últimos sacramentos. Entonó un canto a la Stma. Virgen y sonriendo dijo: "Veo venir a Nuestro Señor" y murió. Era el 13 de junio de 1231. La gente recorría las calles diciendo: "¡Ha muerto un santo! ¡Ha muerto un santo!.Al morir tenía tan sólo treinta y cinco años de edad. Durante sus funerales se produjeron extraordinarias demostraciones de la honda veneración que se le tenía. Los paduanos han considerado siempre sus reliquias como el tesoro más preciado.
Una Leyenda añade que Fernando dejó el nombre de pila y tomó el de Antonio “como presagiando ser un gran heraldo de la Palabra de Dios en que él se había convertido”. Antonio significa “que canta en voz alta”.Oración
A ti, Antonio, dechado de amor a Dios y a los hombres que tuviste la dicha de estrechar entre tus brazos al Niño-Dios, a ti lleno de confianza, recurro en la presente tribulación que me acongoja………….
Te pido también por mis hermanos más necesitados, por los que sufren, por los oprimidos, por los marginados, por los que hoy más necesiten de tu protección.
Haz que nos amemos todos como hermanos, que en el mundo haya amor y no odios. Ayúdanos a vivir el mensaje cristiano.
Tú, en presencia ya del Señor, no ceses de interceder por El, con El, y en El, a favor nuestro ante El Padre. Amén.
El altísimo ideal ético y místico que animaba su ministerio pastoral y se enfrentaba a menudo con la dureza de la situación de pecado y de injusticia que gravaba sobre las estructuras familiares, sociales y políticas de las ciudades y campos que atravesaba. Nuestro Santo no perdía los ánimos y quemó su breve existencia en pos de la renovación de la vida de las masas más marginadas y de las instituciones contrarias a la dignidad y al bien de las personas humanas. Este empeño suyo se ve claramente también en la serie de milagros enviados al pontífice para la canonización de Antonio: milagros dirigidos sobre todo a la protección de los pobres y al alivio de los enfermos que no tenían ayuda humana, y de forma especial a salvaguardar la familia, con una gran ternura hacia los niños, el consuelo de las esposas maltratadas y ofendidas por maridos brutales, el sostén del vínculo familiar en las distintas dificultades.
Es este el evangelio de Antonio, evangelio que repite el de Cristo, anunciando el amor y la fe que Dios todavía hoy tiene respecto al hombre desvelando las posibilidades de una humanidad nueva y distinta donde cada persona, que en su riqueza nativa es cifra del Altísimo, puede hacerse solidaria con los demás y llevar juntos el peso de la vida, continuamente venciendo aquel instinto egoísta que cierra a los unos contra los otros y aquel cinismo mortífero que desde hace demasiado tiempo predomina en cierta cultura.
Quiera San Antonio poder guiarnos con su Santa Sabiduria en estos momentos por los que estamos pasando en esta tierra Argentina y en el mundo entero. ¡San Antonio Protejenos!
Oremos
Oh bendito San Antonio, él más gentil de todos los santos, tu amor por Dios y tu caridad por sus criaturas te hicieron merecedor, cuando estabas aquí en la tierra, de poseer poderes milagrosos. Los milagros esperaban tu palabra, que tu estabas siempre dispuesto a hablar por aquellos con problemas o ansiedades. Animado por este pensamiento, te imploro obtengas para mí… (menciona tu petición). La respuesta a mi rezo puede que requiera un milagro, pero aun así tú eres el santo de los milagros.
Oh gentil y querido santo, cuyo corazón siempre esta lleno de compasión humana, susurra mi petición a los oídos del dulce Niño Jesús, a quien le gustaba estar entre en tus brazos, y por siempre tendrás la gratitud de mi corazón.
Rezar 13 padrenuestros, avemarías y glorias.