sábado, 22 de enero de 2011

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.


JMS Dios todopoderoso y eterno, derrama sobre nosotros tu Espíritu, para que nuestros corazones se abrasen en el amor intenso de Tu Hijo Jesus...

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 7-15

Hermanos:
Llevamos un tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos.
Por eso sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos; nos abruman las preocupaciones, pero no nos desesperamos; nos vemos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no vencidos.
Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Jesús en nuestro cuerpo, para que en este mismo cuerpo se manifieste también la vida de Jesús.
Nuestra vida es un continuo estar expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
De modo que la muerte actúa en nosotros, y en ustedes, la vida.
Y como poseemos el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto de la Escritura: "Creo, por eso hablo", también nosotros creemos y por eso hablamos, sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado con ustedes.
Y todo esto es para bien de ustedes, de manera que, al extenderse la gracia a más y más personas, se multiplique la acción de gracias para gloria de Dios.


Meditemos el salmo 33

El Señor me libró de todos mis temores.

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
El Señor me libró de todos mis temores.

Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
El Señor me libró de todos mis temores.

Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
El Señor me libró de todos mis temores.

A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía.
El Señor me libró de todos mis temores.

El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor; y donde esté yo, allí también estará mi servidor.

Hoy 22 de enero se lee el Evangelio
segun san Marcos 3, 20-21

Tambien hoy 22 de enero se recuerda a Laura Vicuña junto con otros santos;
San Vicente Mártir Año 304, Valero (Valerio), Santo Obispo de Zaragoza, Ladislao Batthyány-Strattmann, Beato Médico Laico, Guillermo José Chaminade, Beato. Vicente Pallotti, Santo Presbítero y Fundador.

Todos ellos representan en nuestras vidas un modelo, han sido personas muy queridas por nuestro Padre del Cielo, y han sabido darle todo su amor solo a Dios; hoy aprendemos de ellos a ser humildes y como ellos a agradarle mas a nuestro Padre, a traves de nuestra oracion de entrega y sacrificio.

Laura Vicuña
Laura = Aquella que triunfa, es de origen latino.
"Si el buen Pastor da la vida por sus ovejas… ¿quién me impedirá dar la vida por mi madre". L. Vicuña

"Ha sido instrumento fiel de la Divina Misericordia".
En Junín de los Andes, en Argentina, beata Laura Vicuña, virgen, que nació en la ciudad de Santiago de Chile, fue alumna del Instituto de María Auxiliadora y, para obtener la conversión de su madre, a los trece años ofreció a Dios su vida (1904).

Hay una inundación en la escuela en pleno invierno. Laura pasa muchas horas con los pies en el agua helada, ayudando a salvar a las mas pequeñas. Cae enferma de los riñones con grandes dolores. La madre se la lleva a su casa pero no se recupera. Laura le dice a su madre: "mamá, la muerte está cerca, yo misma se la he pedido a Jesús. Le he ofrecido mi vida por ti, para que regreses a El". Le pide que abandone a Mora y se convierta. Ella le promete cumplir su deseo. Sigue orando y ofreciendo sus sufrimientos intensos por su madre. "Señor: que yo sufra todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve". Entra en agonía y dice: "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente? "¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!. Laura Vicuña ha hecho muchos milagros. Ver: lauravicuna.cl
El Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.Sus restos están en el Colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca Argentina.



Oremos; Señor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.
Fundacion Laura Vicuña

Descubren verdadera imagen de Laura Vicuña

San Vicente:
¡que nos consigas del cielo la gracia de Dios que nos vuelva muy valientes para proclamar nuestra fe!

La autenticidad de sus virtudes, vividas heroicamente en la sencillez de su vida ordinaria, quedó sancionada por su sangre derramada. Y la Iglesia correspondió a su eminente servicialidad con el homenaje de su rápido culto: San León Magno en Roma, San Ambrosio en Milán, San Isidoro en Sevilla y San Agustín en África son testigos de la amplia difusión de su fama. Tres basílicas dedicadas a su culto en la Roma medieval atestiguan la popularidad de su nombre. Es también uno de los pocos mártires mencionados en el Calendario de Polemio Silvio. El Liber Sacramentorum contiene una Misa en su honor. Su imagen, en actitud orante, con una gran tonsura, y revestido de la pérula, aparece en un fresco del siglo VI-VII en el cementerio de Ponciano, en Roma. Es honrado especialmente en Zaragoza, en Salona, Sagunto y Tolosa. Reliquias suyas se veneran en Carmona de Sevilla y en algunas ciudades de África. En la Catedral de Valencia se conserva al culto el brazo izquierdo del protomártir, regalado por Pietro Zampieri, de la diócesis de Pádua (Venecia), el 22 de enero de 1970.
Vicente, el Vencedor, es uno de los tres grandes diáconos que dieron su vida por Cristo. Junto con - Corona, Laurel y Victoria - forma el más insigne triunvirato. Cubierto con la dalmática sagrada, ostenta en sus manos la palma de los mártires invictos, Vicente.

Oremos;
Dios de bondad, fuente de todo bien, por los méritos e intercesión de San Vicente, protege a todas las familias para que sean verdaderas iglesias domésticas, en las que se custodie el tesoro de la vida y de la fe, y donde se enseñe y practique el amor fraterno, ilumina a nuestras autoridades para que acierten en sus decisiones y promuevan los valores morales y sociales, ayúdales a trabajar por el progreso material y espiritual ele todos, especialmente de los más pobres y necesitados. Ayuda a todos los católicos a ser sal y luz para los demás, que seamos auténticos testigos de Cristo en todas las facetas de nuestra vida, siendo instrumentos de paz, de alegría y de esperanza para todos. Padre nuestro, atráenos hacia Cristo, Nuestro Señor y Salvador, y haz que cuantos te invocarnos por medio de San Vicente, guiados por su ejemplo y con la ayuda de su intercesión, caminemos juntos hacia Ti en la unidad del Espíritu Santo. AMÉN.


Señor, te ofrecemos llenos de alegría este sacrificio de alabanza, con el que celebramos el triunfo de san Vicente, mártir, y nos gozamos al ofrecértelo de poder merecer su protección gloriosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.