JMS Evangelio del dia 21 de Noviembre y Meditacion
"Esta vida es solo un paso hacia el Cielo."
Evangelio
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la
resurrección de los muertos, le preguntaron:
"Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Pues bien, hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?"
Jesús les dijo:
"En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado. Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven".
Entonces, unos escribas le dijeron:
"Maestro, has hablado bien".
Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada.
Palabra del Señor.
san Lucas 20, 27-40
Reflexion
"Todos en efecto viven para El"
dice este Evangelio. San Pablo la habia dicho así"Dios será todo en todos", y Maria Santísima en su canto de exultacion, el Magnificad dijo;"Mi espiritu exulta en Dios, Mi Salvador"Lo que pasa es que la mayoria de los hombres no saben que han sido creados para gozar de Dios y que si alguna criatura los encandila y atrae es tanto en cuanto reflejauna parte de las perfecciones divinas. En difinitiva, el Evangelio de hoy trata de demostrar que no sabemos lo que somos; seres caoaces de gozar de Dios" Pbro Eduiardo Arnau
Proposito
Imitare a la Virgen en su presentacion al templo, y me consagraré a Ella para que me presente a su Hijo Jesús.
Meditacion
Quienes entregan a Dios por amor todo su ser, sin mediar un amor humano en el matrimonio, no lo hacen “por un supuesto valor negativo del matrimonio, sino en vista del valor particular que está vinculado a esta opción y que hay que descubrir y aceptar personalmente como vocación propia. Y por esto, Cristo dice: el que pueda entender, que entienda (Mt 19, 12)”. El Señor ha dado a cada uno una misión aquí en la vida; su felicidad está en cumplirla acabadamente, con sacrificio y alegría.
Nuestra Señora se dedicó por entero a Dios movida por el Espíritu Santo, y quizá lo hizo a esa edad en que los niños comienzan a tener uso de razón, que en Ella, llena de gracia, debió de ser de una particular luminosidad; o quizá desde siempre... sin que mediara ningún acto formal. “Sobrado conocido tenía afirma San Alfonso M.ª de Ligorio, la niña María, que Dios no acepta corazones divididos, sino que los quiere por completo consagrados a su amor en conformidad con el precepto divino: Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (cfr. Dt 6, 5), por lo que, desde el momento en que empezó a vivir, comenzó a amar a Dios con todas sus fuerzas y se le entregó por completo”. María siempre perteneció a Dios; y esta pertenencia cada vez debió de ser más consciente, con un amor que alcanzaba en toda ocasión y circunstancia una nueva plenitud.
Hoy puede ser una buena oportunidad todos los días lo son para que, meditando en esta fiesta de María, en la que se pone de manifiesto su completa dedicación al Señor, renovemos nosotros nuestra entrega a Dios en medio de los normales quehaceres cotidianos, en el lugar en el que nos ha puesto el Señor. Pero hemos de tener en cuenta que todo paso adelante en nuestra unión con Dios ha de pasar necesariamente por un trato más frecuente con el Espíritu Santo, Huésped de nuestra alma, a quien Nuestra Señora fue tan dócil a lo largo de su vida. Hoy, para pedir esta gracia, nos puede ayudar la oración que compuso para su devoción personal San Josemaría Escrivá: “Ven, ¡oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento, para conocer tus mandatos; fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo; inflama mi voluntad... He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo: después... mañana. Nunc coepi! ¡Ahora!, no vaya a ser que el mañana me falte.
“¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo, Espíritu de gozo y de paz!: quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras...”.
Pidamos también a Nuestra Señora que haya mucha gente que, dócil al Espíritu Santo, se dé por entero al Señor, como Ella, desde su primera juventud.
La Presentación de la
Santísima Virgen María
en el Templo
21 de noviembre
Honramos hoy la Presentación en el Templo de aquella Niña de bendición.
Los orígenes de esta fiesta hay que buscarlos en una piadosa tradición que surge en el escrito apócrifo llamado el “Protoevangelio de Santiago“. Según este documento la Virgen María fue llevada a la edad de tres años por sus padres San Joaquín y Santa Ana. Allí, junto a otras doncellas y piadosas mujeres, fue instruida cuidadosamente respecto la fe de sus padres y sobre los deberes para con Dios.
Históricamente, el origen de esta fiesta fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén , en el año 543. Todo eso se viene conmemorando en Oriente desde el siglo VI, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en una Constitución de 1166.
Un gentil hombre francés, canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón en 1372, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia.
Oración:
Oh Dios, que quisiste que en este día
fuese presentada en el templo la Santísima
Virgen María, morada del Espíritu Santo:
suplicámoste por su intercesión nos concedas
merecer ser presentados en el templo de
tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Presentación de María en el Protoevangelio de Santiago