domingo, 8 de noviembre de 2009

Ayúdanos, Señor, a dejar en tus manos paternales todas nuestras preocupaciones, a fin de que podamos entregarnos con mayor libertad a tu servicio.



JMS Evangelio del dia DOMINGO 8 de Noviembre y Meditacion Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.

Oración.

Te pedimos, Dios todopoderoso, nos concedas agradar al Espíritu Santo con nuestras oraciones de tal modo que podamos con su gracia vernos libres de tentaciones y merezcamos obtener el perdón de los pecados. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen

Ven, Espíritu Santo
Oh, Espíritu Santo, ven,
Danos el ansiado bien
De Tu lumbre celestial;
Padre del pobre clemente,
De eternos dones la fuente,
Luz para todo mortal.

Supremo consolador,
Huésped del alma, dulzor,
Refrigerio en los rigores,
Dulce tregua en la fatiga,
Templanza que ardor mitiga,
Consuelo en nuestros dolores.

Luz sacrosanta del mundo,
Abraza lo mas profundo
Del corazón de tus fieles;
Sin tu bella claridad,
Sólo existiría maldad,
Y serían los hombres crueles.

Limpia toda sordidez,
Fructifica la aridez,
Sana lo que se halla herido,
Doblega la vanidad,
Enardece la frialdad,
Torna recto lo torcido.

Bríndales la concesión
De tu septiforme don
A la grey que en Ti confía,

Úúngelos con la virtud,
Dales éxito y salud,
Y perdurable alegría.

Amén. ¡Aleluya!

V. Envía tu Espíritu Santo creador.
R. Y renovarás la faz de la tierra.

Oremos.

¡Oh Dios! Tu has instruido los corazones de tus fieles enviándoles la luz de tu Espíritu Santo. Concédenos, por el mismo Espíritu, valorar rectamente las cosas y disfrutar siempre de su ayuda. Por Cristo Nuestro Señor. R. Amen.



Evangelio

Esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
"Tengan cuidado con los escribas, a quienes les gusta pasearse lujosamente vestidos y ser saludados por la calle. Buscan los puestos de honor en las sinagogas y los primeros lugares en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con el pretexto de largos rezos. Estos recibirán un juicio muy riguroso".
Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, y observaba cómo la gente iba echando dinero en ellas. Pero llegó una viuda pobre, que echó dos monedas de muy poco valor. Jesús llamó entonces a sus discípulos y les dijo:
"Les aseguro que esa viuda pobre ha echado en las alcancías más que todos los demás. Pues todos han echado lo que les sobraba, mientras que ella ha echado desde su pobreza todo lo que tenía para vivir".


Reflexion

La limosna debe nacer de un corazón compasivo, lleno de amor a Dios y a los demás. Por eso, por encima del valor material de los bienes que compartimos, está el espíritu de caridad con que realizamos la limosna, que se manifestará en la alegría y generosidad al practicarla. Así, aunque no dispongamos de muchos bienes, haremos realidad las palabras de San Pablo que hoy recoge la Liturgia de las Horas: Con la fuerza de Dios, somos los afligidos siempre alegres, los pobres que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen. No demos nunca con mala gana o con tristeza, porque Dios ama al que da con alegría.

Dios premiará con creces nuestra generosidad. Lo que hayamos aportado a los demás en tiempo, dedicación, bienes materiales..., el Señor nos lo devolverá aumentado. Os digo esto: quien siembra escasamente, escasamente cosechará; y quien siembra copiosamente, copiosamente cosechará. Así multiplicó Dios los pocos bienes que la viuda de Sarepta puso a disposición de Elías, y los panes y los peces que un muchacho entregó a Jesús y que quizá tenía previsoramente reservados para aquella necesidad... “Esto dice tu Señor Me diste poco, recibirás mucho; me diste bienes terrenos, te los devolveré celestiales; me lo diste temporales, los recibirás eternos...”. Con gran verdad afirma Santa Teresa que “aun en esta vida los paga Su Majestad por unas vías que solo quien goza de ello lo entiende”.

Pidamos a Nuestra Señora que nos conceda un corazón generoso que sepa dar y darse, que no escatime tiempo, ni bienes económicos, ni esfuerzo... a la hora de ayudar a otros y a esas empresas apostólicas en bien de los demás. El Señor nos mirará desde el Cielo con amor compasivo, como miró a la mujer pobre que se acercó aquella mañana al cepillo del Templo.


Santoral

Beata Isabel de la Trinidad

Beata Isabel de la TrinidadIsabel Catez Rolland, hija de Francisco José y de María, nació en Bourges, Francia, el 18 de Julio de 1880.
Desde su más tierna edad se distinguió por su temperamento apasionado, propenso a arrebatos de cólera y de una sensibilidad exquisita.
Cuando contaba siete años, perdió a su padre, lo que fue causa de su "conversión" y de su cambio de carácter como fruto de su vida de asceis y oración.
Aunque tomaba parte en las fiestas y participaba en los compromisos sociales, fue siempre fiel a sus promesas bautismales.
A los 14 años hizo voto de virginidad y a los 19 empezó a recibir las primeras gracias místicas.
Estaba dotada de gran talento musical y se ofreció a Dios como víctima por la salvación de Francia.
El 2 de enero de 1901, a los 21 años de edad, ingresaba en el convento carmelitano de Dijón, ciudad donde vivía con su familia.
Isabel -que en el Carmelo se llamaría Sor Isabel de la Trinidad- se propuso como lema ser "Alabanza de gloria de la Santísima Trinidad" y crecer de día en día "en la carrera del amor a los Tres".
Vistió el hábito el 8 de diciembre de 1902 y el 11 de noviembre de 1903 saltaba de gozo al emitir sus votos religiosos en la Orden del Carmen, a la que amaba con toda su alma.
Con su vida y su doctrina -breve pero sólida- ha ejercido un gran influjo en la espiritualidad de nuestros días, debido, sobre todo, a su experiencia trinitaria. Preciosas son sus Elevaciones, Retiros, Notas Espirituales y sus Cartas.
Corrió, voló, en el camino de la perfección y el 9 de noviembre de 1906 expiraba a cuasa de una úlcera de estómago.
En el capítulo "El Carmelo escuela de santidad", recordamos una bella anécdota entre el Cardenal Mercier y la M. Priora de Dijón, sobre esta veloz carrera hacia la meta de la santidad de Sor Isabel de la Trinidad.
Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 25.11.1984, fiesta de Cristo Rey.
Su fiesta se celebra el 8 de noviembre.

Su espiritualidad

Fue más su vida misma que su doctrina. Esta sólo en parte fue escrita por ella.
Sor Isabel es un alma interior que se transforma de día en día en el Misterio Trinitario.
El silencio, la soledad, la oración contemplativa son la palestra que la disponen a ser dócil a la voluntad divina, que cumple siempre y en todo a la mayor perfección.
Enamorada de Cristo, que es "su libro preferido", se eleva a la Trinidad hasta que "Isabel desaparece, se pierde y se deja invadir por los Tres".

"La Trinidad: aquí está nuestra morada, nuestro hogar, la casa paterna de la que jamás debemos salir... Me parece que he encontrado mi cielo en la tierra, puesto que el cielo es Dios y Dios está en mi alma. El día que comprendí eso todo se iluminó para mí."
"Creer que un ser que se llama El Amor habita en nosotros en todo instante del día y de la noche y que nos pide que vivamos en sociedad con El, he aquí, os lo confío, lo que ha hecho de mi vida un cielo anticipado"
'Mi Esposo quiere que yo sea para El una humanidad adicional en la cual El pueda seguir sufriendo para gloria del Padre y para ayudar a la Iglesia"

Amó profundamente su vocación carmelita y trató de amar y de imitar a la "Janua coeíi", como llamaba a la Virgen Purísima.
Murmurando casi como en un canto "Voy a la luz, al amor, a la vida", expiró."

Su mensaje

Que corramos por el camino de la santidad, que el Espíritu Santo
eleve nuestro espíritu, que seamos siempre "alabanza de
gloda de la Sma. Trinidad", que seamos dóciles a las mociones del Espíritu.

Su oración

Oh Dios, rico en misericordia, que descubriste a la Beata Isabel de la Trinidad el misterio de tu presencia secreta en el alma del justo e hiciste de ella una adoradora en espíritu y verdad, concédenos, por su intercesión, que también nosotros, permaneciendo en el amor de Cristo, merezcamos ser transformados en templos del Espíritu de Amor, para alabanza de tu gloria. Amén.