martes, 16 de marzo de 2010

Además de ser pacientes con nosotros mismos hemos de ejercitar esta virtud con quienes tratamos con mayor frecuencia


JMS Nuestra Santa Madre Maria se hace escuchar y nos pide su ayuda!
Oracion
Llena de rosas mi herida, llena de estrellas mis ojos, llena de paz mis abrojos, llena de gracia mi vida y, de esplendor revestida, ven a mi en la última hora, a cerrar, consoladora, mis ojos fijos en ti
y vaciándome de mi, lléname de ti, Señora, Amén.

Lufthansa está haciendo un concurso para nombrar a uno de sus aviones.

Una propuesta es “Ave Maria” para que cada vez que se lea el nombre del avión se esté invocando y saludando, aunque sea sin querer, a la Reina de los Cielos (con mayúscula) y de los cielos (con minúscula) y nos acordemos de nuestra Madre protectora.

Nada une más que Maria, la Madre de Jesús, honrada por Cristianos y Musulmanes: ¡la mayoría de los creyentes!

¡Ella merece ganar! Visite:

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Meditacion del dia

Jesús nos pide perseverancia para luchar y recomenzar cuantas veces sea necesario, sabiendo que en la lucha está el amor. “No le pregunta el Señor al paralítico para saber –era superfluo–, sino para poner de manifiesto la paciencia de aquel hombre que, durante treinta y ocho años, sin cejar, insistió, esperando verse libre de su enfermedad”.

Nuestro amor a Cristo se manifestará en la decisión y en el esfuerzo por arrancar lo antes posible el defecto dominante o por alcanzar aquella virtud que se presenta difícil de conseguir. Pero también se manifiesta en la paciencia que hemos de tener en la lucha interior: es posible que nos pida el Señor un período largo de lucha, quizá treinta y ocho años, para crecer en determinada virtud o para superar aquel aspecto negativo de nuestra vida anterior.

Un conocido autor espiritual señalaba la importancia de saber tener paciencia con los propios defectos: tener el arte de aprovechar nuestras faltas.
Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Ved cómo el labrador, con la esperanza de los preciosos frutos de la tierra, aguarda con paciencia las lluvias tempranas y las tardías.

Es necesario saber esperar y luchar con paciente perseverancia, convencidos de que con nuestro interés agradamos a Dios. “Hay que sufrir con paciencia –decía San Francisco de Sales– los retrasos en nuestra perfección, haciendo siempre lo que podamos por adelantar y con buen ánimo. Esperemos con paciencia, y en vez de inquietarnos por haber hecho tan poco en el pasado, procuremos con diligencia hacer más en lo porvenir”.

Además, la adquisición de una virtud no se logra, de ordinario, con violentos esfuerzos esporádicos, sino con la continuidad de la lucha, la constancia de intentarlo cada día, cada semana, ayudados por la gracia. “En las batallas del alma, la estrategia muchas veces es cuestión de tiempo, de aplicar el remedio conveniente, con paciencia, con tozudez. Aumentad los actos de esperanza. Os recuerdo que sufriréis derrotas, o que pasaréis por altibajos –Dios permita que sean imperceptibles– en vuestra vida interior, porque nadie anda libre de esos percances. Pero el Señor, que es omnipotente y misericordioso, nos ha concedido los medios idóneos para vencer. Basta que los empleemos con la resolución de comenzar y recomenzar en cada momento, si fuera preciso”.

El alma de la constancia es el amor; solo por amor se puede ser paciente y luchar, sin aceptar los defectos y los fallos como algo inevitable y sin remedio. No podemos ser como aquellos cristianos que, después de muchas batallas y peleas, “acabóseles el esfuerzo, faltóles el ánimo” cuando estaban ya “a dos pasos de la fuente del agua viva”.Ser paciente con uno mismo al desarraigar las malas tendencias y los defectos del carácter, significa a la vez huir del conformismo y aceptar el presentarse muchas veces delante del Señor como aquel siervo que no tenía con qué pagar, con humildad, pidiendo nuevas gracias. En nuestro caminar hacia el Señor, sufriremos abundantes derrotas; muchas de ellas no tendrán importancia; otras sí, pero el desagravio y la contrición nos acercarán todavía más a Dios. Este dolor y arrepentimiento por nuestros pecados y deficiencias no son tristes, porque son dolor y lágrimas de amor. Es el pesar de no estar devolviendo tanto amor como el Señor se merece, el dolor de estar devolviendo mal por bien a quien tanto nos quiere.

Además de ser pacientes con nosotros mismos hemos de ejercitar esta virtud con quienes tratamos con mayor frecuencia.

Rezemos;

Escucha Señor Nuestra Oracion

Dios de Amor que has hecho alianza con tu pueblo, haz que recordemos siempre tus maravillas, que el mundo prospere y avance segun tus designios y que los que lo construyen no trabajen en vano.

Envia SEÑOR, operarios a tus mies para que tu nombre sea conocido en el mundo.

Amén.