miércoles, 29 de diciembre de 2010

Bienaventurados los pobres de espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la


..tierra".Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de malcontra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos." (Mt 5,3-12)
JMS
ORACIÓN DE ENTREGA (SAN IGNACIO DE LOYOLA)

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan.
Amén. "La enseñanza ignaciana lleva a encontrar a Dios en medio del mundo, en nuestra sociedad, entre los hombres, en el trabajo, en la familia, en la lucha. Habiéndonos encontrado con un Dios que nos hace volver la mirada hacia los hombres y nos envía a ayudarlos, podemos encontrar a este Dios en cualquier lugar o situación donde nos haya enviado. Allí no solo encontramos a Dios, sino que colaboramos con Él para su mayor gloria." Para saber mas acerca de San Ignacio clik aqui
Jesús proclama bienaventurados (dichosos, felices, afortunados) a los que lloran, es decir, a quienes en esta vida llevan algo más de cruz: enfermedad, incapacidad, dolor físico, pobreza, difamación, injusticia... Porque la fe cambia de signo al dolor, que, junto a Cristo, se convierte en una “caricia de Dios”, en algo de gran valor y fecundidad.
Estos fueron rescatados de entre los hombres como primicias ofrecidas a Dios y al Cordero. Estos acompañan al Cordero dondequiera que va.
La Cruz, el dolor y el sufrimiento, fue el medio que utilizó el Señor para redimirnos. Pudo servirse de otros medios, pero quiso redimirnos precisamente por la Cruz. Desde entonces el dolor tiene un nuevo sentido, solo comprensible junto a Él.
El Señor no modificó las leyes de la creación: quiso ser un hombre como nosotros. Pudiendo suprimir el sufrimiento, no se lo evitó a sí mismo. Aunque alimentó milagrosamente a muchedumbres enteras, Él quiso pasar hambre. Compartió nuestras fatigas y nuestras penas. El alma de Jesús experimentó todas las amarguras: la indiferencia, la ingratitud, la traición, la calumnia, el dolor moral en grado sumo al cargar con los pecados de la humanidad, la infamante muerte de cruz. Sus adversarios estaban admirados por lo incomprensible de su conducta: Salvó a otros y a sí mismo no puede salvarse.
Después de la Resurrección, los Apóstoles serían enviados al mundo entero para dar a conocer los beneficios de la Cruz. Era preciso que el Mesías padeciera esto, explicará el mismo Señor a los discípulos de Emaús.
El Señor quiere que evitemos el dolor y que luchemos contra la enfermedad con todos los medios a nuestro alcance; pero quiere, a la vez, que demos un sentido redentor y de purificación personal a nuestros sufrimientos y dolores; también a los que nos parecen injustos o desproporcionados. Esta doctrina llenaba de alegría a San Pablo en su prisión, y así se lo manifestaba a los primeros cristianos de Asia Menor: Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia.
No les santifica el dolor a aquellos que sufren en esta vida a causa de su orgullo herido, de la envidia, de los celos, etc. ¡Cuánto sufrimiento fabricado por nosotros mismos! Esa cruz no es la de Jesús, sino que surge precisamente por estar lejos de Él. Esa cruz es nuestra, y es pesada y estéril. Examinemos hoy en nuestra oración si llevamos con garbo la Cruz del Señor.
Frecuentemente esa Cruz consistirá en pequeñas contrariedades que se atraviesan en el trabajo, en la convivencia: puede ser un imprevisto con el que no contábamos, el carácter de una persona con la que necesariamente hemos de convivir, planes que debemos cambiar a última hora, instrumentos de trabajo que se estropean cuando más nos eran necesarios, dificultades producidas por el frío o el calor, incomprensiones, una pequeña enfermedad que nos hace estar con menos capacidad de trabajo ese día...
El dolor –pequeño o grande–, aceptado y ofrecido al Señor, produce paz y serenidad; cuando no se acepta, el alma queda desentonada y con una íntima rebeldía que se manifiesta enseguida al exterior en forma de tristeza o de mal humor. Ante la Cruz pequeña de cada día hemos de tomar una actitud decidida y cargar con ella. El dolor puede ser un medio que Dios nos envía para purificar tantas cosas de nuestra vida pasada, o para ejercitar las virtudes y para unirnos a los padecimientos de Cristo Redentor, que, siendo inocente, sufrió el castigo que merecían nuestros pecados.

Las tribulaciones del mundo están llenas de pena, y vacías de premio; pero las que se padecen por Dios se suavizan con la esperanza de un premio eterno.
San Efrén

No hay hombre en el mundo sin tribulación, aunque sea rey o papa. Y ¿quién es el que esta mejor? Ciertamente, el que padece algo por Dios.Tomas Kempis Imitación de Cristo, I, 22, 3
ORACIÓN
¡Oh Dios mío, que habéis dispuesto se salven vuestros escogidos por medio de los sufrimientos y de la Cruz! Ayudadme a soportar los míos con el espíritu de paciencia y resignación de que nos ha dejado Vuestro unigénito Hijo Jesucristo tan grandes ejemplos, y haced que en todas nuestras aflicciones, ya del alma, ya del cuerpo, repitamos con fe y sumisión las tiernas palabras que os dirigió él en medio de su dolorosa agonía. Padre mío, no se haga mi voluntad, sino la vuestra!" Amen.

Decia Santa Teresita del Niño Jesus:"...
Cada mañana hago el propósito de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en Ti. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: ¡Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo!"
Fuentes: Devocionario

Yo soy la vid y ustedes los sarmientos, dice el Señor; el que permanece en mí y en el cual yo permanezco, ése dará fruto abundante.


JMS "El que afirma que permanece en Cristo debe de vivir como él vivió."

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 3-11

Queridos hermanos: En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios: en que
cumplimos sus mandamientos. El que dice: "Yo lo conozco", pero no cumple sus
mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquél que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a él. El que afirma que permanece en Cristo debe de vivir como él vivió.
Hermanos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que ustedes tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que han escuchado y, sin embargo, es un mandamiento nuevo éste que les escribo; nuevo en él y en ustedes, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra ya. Quien afirma que está en la luz y odia a su hermano, está todavía en las tinieblas. Quien ama a
su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien odia a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
san Juan 2, 3-11

Salmo 33
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
El Señor me libró de todos mis temores.

Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
El Señor me libró de todos mis temores.

Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
El Señor me libró de todos mis temores.

A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía.
El Señor me libró de todos mis temores.

Hoy se lee el Evangelio según san Lucas 2, 22-35


Meditacion

Ahora, asi dice el Señor, tu creador, Jacob, tu plasmador Israel.

"No temas, que Yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre: tú eres mío.

Si pasas por las aguas , Yo estoy contigo.

si por los rios, no te anegarán.

Si andas por el fuego, no te quemaras,

ni la llama prenderá en ti por que Yo Soy el Señor tu Dios,

Santo de Israel, tu salvador."

Isaías 43, 1-2


“La caridad, que es como un generoso desorbitarse de la justicia, exige primero el cumplimiento del deber: se empieza por lo justo; se continúa por lo más equitativo...; pero para amar se requiere mucha finura, mucha delicadeza, mucho respeto, mucha afabilidad”.

La mejor manera de promover la justicia y la paz en el mundo es el empeño por vivir como verdaderos hijos de Dios. Si los cristianos nos decidimos a llevar las exigencias del Evangelio a la propia vida personal, a la familia, al trabajo, al mundo en que diariamente nos movemos y del que participamos cambiaríamos la sociedad haciéndola más justa y más humana. El Señor, desde la gruta de Belén, nos alienta a hacerlo. No nos desanime el que nos parezca que aquello que está a nuestro alcance es, quizá, poca cosa. Así transformaron el mundo los primeros cristianos: con una labor diaria, concreta y, en muchos casos, pequeña a primera vista.

La fraternidad entre los hombres nos mueve a ejercer unos con otros este ministerio de consolación y ayuda: Consolaos mutuamente, pedía San Pablo. Porque hay mil cosas que tienden a separarnos, pero el dolor une.

Pero nos sucede en ocasiones que ante una situación dolorosa no sabemos cómo acertar. Quizá si nos recogemos un instante en oración y nos preguntamos qué haría el Señor en esas mismas circunstancias tengamos abundante luz. A veces bastará hacer un rato de compañía a esa persona que sufre, conversar con ella en tono positivo, animarla a que ofrezca su dolor por intenciones concretas, ayudarle a rezar alguna oración, escucharla, etcétera.

Cuando en estos días tantas personas se olvidan del sentido cristiano de estas fiestas, nosotros pondremos la luz y la sal de las pequeñas mortificaciones, bien seguros de que así damos una alegría al Señor y contribuimos a acercar a Belén a otras almas.

La contemplación frecuente de María junto a la Cruz de su Hijo nos enseñará a ofrecer nuestros dolores y sufrimientos, y a tener una gran compasión de los que sufren. Pidamos hoy que nos enseñe a santificar el dolor, uniéndolo al de su Hijo Jesús. Pidamos a Nuestra Madre La Virgen Maria que nos ayude a amar la mortificación y el sacrificio voluntario, a ofrecer el dolor y a compadecernos de quienes sufren.


Accion de Gracias

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de Bendiciones espirituales y celestiales.

Él nos ha elegido en Cristo antes de crear el mundo, para que fuesemos santos he irreprochables a sus ojos. Por puro amor nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos, por medio de Jesucristo y conforme al Beneplácito Divino de Su Voluntad.

Por Todo te doy gracias, Padre

Gracias Dios de la Vida
por regalarme la vida, mi familia,
mi vocación, mis amigos...

Gracias Dios de la Vida
por la gente que pusiste en mi camino
(y hago silencio y memoria,
y el recuerdo se hace fiesta y encuentro).
Me ayudaron a descubrir los desafíos del Reino...


Gracias Dios de la Vida
por los dones que me diste
ayúdame a ponerlos al servicio de todos,
partiendo de los más pobres...


Gracias Dios de la Vida
por haber nacido en estos tiempos,
tan ricos en desafíos para construir el Reino...

Gracias por el don
de un nuevo año
de vida.
En este día quiero
tender de nuevo mi mano hacia Tí,
y descubrir tu mirada,
para encontrarme en el silencio de mi interior,
con esta sola palabra:

¡Gracias!

Marcelo A. Murúa


domingo, 19 de diciembre de 2010

Oh, Señor, concedenos que siguiendo el ejemplo de la Inmaculada Virgen Maria, podamos cumplir humildemente Tu Voluntad..


JMS "Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos." Apoc 3, 20


Salmo 24
Levanten la cabeza, se acerca la salvacion

Muestrame, Señor tus caminos, enseñame tus senderos. Guiame por el camino de Tu fidelidad; enseñame porque Tu Eres Mi Dios y Mi Salvador.

Levanten la cabeza, se acerca la salvacion

El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; El guia a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres.

Levanten la cabeza, se acerca la salvacion


Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad, para los que observan los preceptos de su alianza. El Señor da su amistad a los que lo temen y les hace conocer su alianza.

Levanten la cabeza, se acerca la salvacion


Oracion

Señor, manifiesta tu poder y ven, para que tu proteccion salvadora nos libre de la constante amenaza de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

En este tiempò de espera, llamado adviento, nos preparamos nuevamente a recibir al niño Dios, en nuestros corazones. Muchos nos hablan de la preparacion a un año nuevo y es comun desearnos mutuamente felicidad, paz y prosperidad. Es importante la preparacion interior, la conversacion con El Señor, la actitud interior tiene que ver con nuestro modo de rezar.
El Espiritu Santo Ora en nosotros.
Rom 8-26 La oracion de gratitud es la oracion que brota de la certeza de los dones de Dios. En la oracion de Alabanza reconocemos admirados la grandeza de Dios, Su Bondad, Su Misericordia, todo lo que despierta nuestro asombro y nuestro amor. En la oracion de arrepentimiento, recurrimos al Señor, pidiendo su perdon sabiendo que al ofender a nuestro prójimo tambien lo hemos ofendido a El, por eso acudimos a Su Perdon y Misericordia, en esta oracion manifestamos nuestra fragilidad y nuestra confianza en Dios, el único capaz de renovarnos interiormente con Su Amor. La Oracion se reconoce por sus frutos: si estoy creciendo de algun modo en el amor a los hermanos, estoy rezando bien, si no hay algo que tengo que revisar, por el amor concreto, ese que se transforma en servicio; "...el amor de un padre que va a trabajar aun en algo que no le gusta, para llevar el pan a sus hijos, o el amor de una madre que se queda despierta porque uno de sus hijos no se siente bien, o el amor de un amigo que acompaña en un momento dificil, o el mayor amor en el servicio a los pobres y mas necesitados." Hoy le pedimos al Señor, la gracia de crecer en nuestra amistad con El y con el corazon renovado por Su Espiritu de Amor, podamos anunciar la Buena Noticia; Jesus niño Dios quiere nacer en nuestros corazones una vez mas. Que Nuestra Madre Maria sea nuestra maestra de oracion y aprendamos de Ella a servir a Jesus.

Oremos

Señor, Gracias por los amigos que nos has regalado.
Te pido por cada uno de ellos: que esten siempre a tu lado.
Que jamas se les olvide que, por Ti son amados
y sepan todos cargar con la cruz que les has dado.
Que la generosidad este, en su caracter marcada,
y que todo tipo de egoismo sea totalmente superado.
Para ellos, la fidelidad de un valiente soldado,
La Paz y serenidad de un santo a Ti consagrado.
La alegria es distintivo de todo fiel bautizado;
Que ninguno se encuentre solo, triste o angustiado.
Tampoco cansado, atribulado molesto o malhumorado.
Que las preocupaciones o dramas sean cosas del pasado.
Y que despues de una vida vivida intensamente a Tu Lado,
alcancen un cielo muy grande , merecido y esperado.
Amen.


Reflexiones aqui

domingo, 12 de diciembre de 2010

“Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas... mira cuán grande es la mies, e intercede junto al Señor para que infunda hambre de santidad en todo el

... Pueblo de Dios...”
JMS Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.

Hoy fiesta de La Virgen de Guadalupe en Mexico meditamos con el Evangelio segun San Lucas
san Lucas 1, 39-48

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó:
"¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Entonces dijo María:
"Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de Júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".
Palabra del Señor.

(Nota; este evangelio no corresponde al evangelio del dia)
Aqui Evangelio del dia 12 de diciembre de 2010

del salmo 33

Bendigo al Señor en todo momento.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor, que los humildes lo escuchen y se alegren.
Bendigo al Señor en todo momento.

Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos, juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias.
Bendigo al Señor en todo momento.

Contémplenlo y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.
Bendigo al Señor en todo momento.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.
Bendigo al Señor en todo momento.

Todos sus santos teman al Señor, porque nada les falta a los que lo temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada.
Bendigo al Señor en todo momento.

Meditacion

La devoción a la Virgen de Guadalupe en México tiene su origen en los comienzos de su evangelización, cuando los creyentes eran aún muy pocos. Nuestra Señora se apareció en aquellos primeros años a un indio campesino, Juan Diego, y lo envió al Obispo del lugar para manifestarle el deseo de tener un templo dedicado a Ella en una colina próxima, llamada Tepeyac.
Le dijo la Virgen en la primera aparición: “en este santuario le daré a las gentes todo mi amor personal, mi mirada compasiva, mi auxilio, mi salvación: porque Yo, en verdad, soy vuestra Madre compasiva, tuya y de todos los hombres... Allí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores”.

El Obispo del lugar, antes de acceder a esta petición, pidió una señal. Y Juan Diego, por encargo de la Señora de los Cielos, fue a cortar un ramo de rosas, en el mes de diciembre, sobre la árida colina, a más de dos mil metros de altura. Habiendo encontrado, con la consiguiente sorpresa, las rosas, las llevó al Obispo. Juan Diego extendió su blanca tilma, en cuyo hueco había colocado las flores. Y cuando cayeron en el suelo “apareció de repente la Amada Imagen de la Virgen Santa María, Madre de Dios, en la forma y figura que ahora se encuentra”. Esa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe quedó impresa en la rústica tilma del indio, tejida con fibras vegetales.

Representa a la Virgen como una joven mujer de rostro moreno, rodeada por una luz radiante.

María dijo a Juan Diego, y lo repite a todos los cristianos: “¿No estoy Yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No estás por ventura en mi regazo?”. ¿Por qué hemos de temer, si Ella es Madre de Jesús y Madre de los hombres?

Con la aparición de María en el cerro del Tepeyac comenzó en todo el antiguo territorio azteca un movimiento excepcional de conversiones, que se extendió a toda América Centro-Meridional y llegó hasta el lejano archipiélago de Filipinas. “La Virgen de Guadalupe sigue siendo aún hoy el gran signo de la cercanía de Cristo, al invitar a todos los hombres a entrar en comunión con Él, para tener acceso al Padre. Al mismo tiempo, María es la voz que invita a los hombres a la comunión entre ellos....

Hoy pedimos a Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe que se muestre como Madre compasiva con nosotros, que nos haga anunciadores del Evangelio, que sepamos comprender a todos, participando de sus gozos y esperanzas, de todo lo que inquieta su vida, para que, siendo muy humanos, podamos elevar a nuestros amigos al plano sobrenatural de la fe. “¡Reina de los Apóstoles! Acepta nuestra prontitud para servir sin reserva a la causa de tu Hijo, la causa del Evangelio y la causa de la paz, basada sobre la justicia y el amor entre los hombres y entre los pueblos”.


Oración a la Virgen de Guadalupe

Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear
y ésta será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.


Sitio oficial de La Virgen de Guadalupe

Milagro sobre una imagen de la Guadalupana en Cochabamba, Bolivia

miércoles, 1 de diciembre de 2010

darse a los demás: ser compasivos y tener misericordia.



JMS Que tu gracia, Señor, prepare nuestros corazones para que, cuando venga Jesucristo, tu Hijo, nos encuentre dignos de sentarnos a su mesa y de recibir de sus propias manos el pan del cielo.

Evangelio
En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del lago de Galilea; subió a la montaña y se sentó allí. Se le acercó mucha gente trayendo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros muchos enfermos; los pusieron a sus pies y Jesús los curó. La gente se maravillaba al ver que los lisiados quedaban curados, los ciegos veían, los mudos hablaban y los tullidos caminaban; y se pusieron a alabar al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Siento lástima de esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen nada para comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen por el camino". Los discípulos le dijeron: "¿Dónde vamos a conseguir pan en este lugar despoblado para dar de comer a tanta gente?" Jesús les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?" Ellos contestaron: "Siete, y unos pocos pescados". Entonces Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y se los iba dando a los discípulos y éstos a la gente. Todos comieron hasta hartarse, y con lo que sobró llenaron siete canastos.
san Mateo 15, 29-37

Darse a los demás: ser compasivos y tener misericordia.
Para aprender a ser misericordiosos debemos fijarnos en Jesús, que viene a salvar lo que estaba perdido; no viene a terminar de romper la caña cascada ni a apagar del todo la mecha que aún humea, sino a cargar con nuestras miserias para salvarnos de ellas, a compadecerse de los que sufren y de los necesitados.

San Agustín: “¡Toda mi esperanza estriba solo en tu gran misericordia!”. Solo en eso, Señor. En tu misericordia se apoya toda mi esperanza. No en mis méritos, sino en tu misericordia.

Debemos practicar, junto a las llamadas obras materiales de misericordia, las espirituales. En primer lugar corregir al que yerra, con la advertencia oportuna, con caridad, sin que se ofenda; enseñar al que no sabe, especialmente en lo que se refiere a la ignorancia religiosa, el gran enemigo de Dios, que aumenta de día en día en proporciones alarmantes: la catequesis ha pasado en la actualidad a ser una obra de misericordia de primerísima importancia y urgencia; aconsejar al que duda, con honradez y rectitud de intención, ayudándole en su camino hacia Dios; consolar al afligido, compartiendo su dolor, animándole para que recupere la alegría y entienda el sentido sobrenatural de esa pena que sufre; perdonar al que nos ofende, con prontitud, sin darle demasiada importancia a la ofensa, y cuantas veces sea necesario; socorrer al que necesita ayuda, prestando ese servicio con generosidad y alegría; finalmente, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos, sintiéndonos especialmente ligados por la Comunión de los Santos a esas personas con las que estamos más obligados por razones de parentesco, amistad, etcétera.

Nuestra actitud de misericordia hacia los demás se ha de extender a otras muchas manifestaciones de la vida, pues “nada puede hacerte tan imitador de Cristo –dice San Juan Crisóstomo– como la preocupación por los demás. Aunque ayunes, aunque duermas en el suelo, aunque, por así decir, te mates, si no te preocupas del prójimo, poca cosa hiciste, aún distas mucho de Su imagen”.
Así obtendremos de Dios misericordia para nuestra vida, y quizá la merezcamos también para los demás, ese abismo de misericordia que se extiende de generación en generación.

Meditacion con San Juan Crisostomo
Cristo está conmigo, ¿qué puedo temer? Que vengan a asaltarme las olas del mar y la ira de los poderosos; todo eso no pesa más que una tela de araña. Si no me hubiese retenido el amor que os tengo, no hubiese esperado a mañana para marcharme. En toda ocasión yo digo: «Señor, hágase tu voluntad: no lo que quiere éste o aquél, o lo que tú quieres que haga». Éste es mi alcázar, ésta es mi roca inamovible, éste es mi báculo seguro. Si esto es lo que quiere Dios, que así se haga. Si quiere que me quede aquí, le doy gracias. En cualquier lugar donde me mande, le doy gracias también.
Además, donde yo esté estaréis también vosotros, donde estéis vosotros estaré también yo: formamos todos un solo cuerpo, y el cuerpo no puede separarse de la cabeza, ni la cabeza del cuerpo. Aunque estemos separados en cuanto al lugar, permanecemos unidos por la caridad, y ni la misma muerte será capaz de desunirnos. Porque, aunque muera mi cuerpo, mi espíritu vivirá y no echará en olvido a su pueblo.
Vosotros sois mis conciudadanos, mis padres, mis hermanos, mis hijos, mis miembros, mi cuerpo y mi luz, una luz más agradable que esta luz material. Porque, para mí, ninguna luz es mejor que la de vuestra caridad. La luz material me es útil en la vida presente, pero vuestra caridad es la que va preparando mi corona para el futuro.