domingo, 3 de junio de 2012

JMS Oh Madre mía, Madre de Bondad, de Amor

y de Misericordia,

te amo inmensamente y

me presento ante Ti.
Por tu bondad, amor y gracia, sálvame.
Yo deseo ser tuyo y
te amo inmensamente; deseo que Tú me protejas.



 
Desde Medjugorje nuestra Madre del Cielo nos invita a que leamos todos los jueves (si es posible ante el Santísimo) el pasaje de Mateo, cap. 6 versículos del 24 al 34 que aquí transcribimos:
24 Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.

25 « Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
27 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
28 Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29 Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
30 Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal. (Mt 6,24-34)


Mensaje de María Reina de la Paz
del 2 de junio de 2012
Dado a Mirjana 

Queridos hijos, estoy continuamente entre ustedes porque con mi infinito amor deseo mostrarles la puerta del Cielo. Deseo decirles cómo se abre: por medio de la bondad, la misericordia, el amor y la paz, a través de mi Hijo. Por ello, hijos míos, no pierdan tiempo en vanidades. Sólo el conocimiento del amor de mi Hijo puede salvarlos. Por medio de ese amor salvífico y el Espíritu Santo, Él me eligió y yo junto a Él, los elijo para que sean apóstoles de su Amor y Voluntad. Hijos míos, sobre ustedes hay una gran responsabilidad. Deseo que por sus ejemplos ayuden a los pecadores a que vuelvan a ver, que enriquezcan sus pobres almas y que los devuelvan entre mis brazos. Por ello, oren, oren, ayunen y confiésense regularmente. Si el recibir a mi Hijo en la Eucaristía es el centro de sus vidas entonces no tengan miedo, ustedes todo lo pueden. Estoy con ustedes. Oro todos los días por los pastores y espero lo mismo de ustedes. Porque, hijos míos, sin la guía de ellos y el fortalecimiento que viene de la bendición no pueden ir adelante. Gracias

 Madre, Señora de la vida
Madre, gracias por ser Estrella, ser Luz,
y Guía, en la noche del pesebre, en la noche
del silencio y de la oscuridad. Señora de la
Misericordia ayúdame a peregrinar hacia la
Cruz, protege mis pasos y serena mi esperanza.
Madre de los que nada tienen, cuídame
en la soledad, ensancha mi pecho esquivo
y ruega al Espíritu Santo me haga perseverante
con su gracia. Señora del Amor, ternura
de los pobres, que minado en la soledad
se fortalezca mi espíritu con el milagro de la
fe. Madre sabemos que el amor es entregar
la vida para servir a los demás, entonces gracias
por enseñarme a tu Hijo el Servidor y
Redentor de los hombres.
Señora de la Caridad, otórgale a nuestro
Pueblo el pan y la salud, la justicia, el trabajo
y la paz. Líbranos del egoísmo orgulloso
que divide a las familias y destierra a los
hijos más cansados. Madre, tu mirada penetra
mis huesos y me desnuda el alma, ayúdame
a discernir con rectitud de intención la
voluntad de Dios Padre”. Amén


Mensajeros de la Reina de la Paz 


Queridos hijos, en este tiempo de gracia los invito a la oración. Hijitos, trabajan mucho pero sin la bendición de Dios. Bendigan y busquen la sabiduría del Espíritu Santo para que los guíe en este tiempo, a fin de que comprendan y vivan en la gracia de este tiempo. Conviértanse, hijitos, y arrodíllense en el silencio de su corazón. Pongan a Dios en el centro de su ser, para que puedan en alegría testimoniar las bellezas que Dios les da continuamente en su vida. 
¡Gracias por haber respondido a mi llamado!  

Oración al Espíritu Santo por los sacerdotes 
(para pedir la renovación de los dones recibidos del Espíritu Santo)

     ¡Oh Espíritu Santo! En este día Te pido que vuelvas a inundar el alma de Tu SACERDOTE ..... como en el día de su ordenación. 
     Que vuelva él a sentir el gozo, la felicidad, la emoción tan grande de ese día. 
     Que nunca deje de sentir lo que sintió ese primer día, que nunca se vaya a convertir su vida en una rutina, que cada día amanezca con el mismo celo y la misma voluntad de servirte, sirviendo a los demás. 
     Haz que dé siempre buen ejemplo sin provocar envidias, haz que los que se acerquen a él sientan que se acercaron a Ti y que por medio de él tocaste sus vidas.
     Dale la humildad de reconocer que no somos nada, ni somos dignos de nada pero que por medio de Tu misericordia y por medio de Tu amor nos das todo sin merecerlo, y que lo único que nos queda es aceptarlo y pasar cada instante de nuestras vidas agradeciéndotelo.
     Fortalece sus puntos débiles que son donde Tú manifiestas Tu gloria y sostén sus puntos fuertes, y que sepa reconocer con humildad y con verdad que lo bueno que hay en él, no es más que un reflejo de Ti mismo. No permitas que satanás obstaculice su camino, que cuando lleguen las tentaciones tenga la fuerza para vencerlas al instante, que nunca llegue a ofenderte con la ayuda de Tu gracia. Que sepa reconocer al demonio cuando se le llegue a presentar disfrazado y que sepa ahuyentarlo con el nombre de Jesús y de María. 
     Tu pueblo, Señor, necesita que él y todos Tus sacerdotes sean santos y totalmente entregados a Tu servicio. Ayúdalos porque lo que Tú les pides es muy difícil y sin Ti nada podrán  hacer.
     Tú sabes todo lo que deseo pedir y no puedo expresar y lo tomas en cuenta.
     También Te pido por todas las intenciones que él tenga en su corazón. Que sus sueños, sus anhelos y sus deseos siempre estén de acuerdo con Tu voluntad.
     No permitas que conozca la tristeza, que su alegría interior sea tan grande que no haya nada que la pueda destruir ni afectar.
     Tú sabes que mi intención es la de pedir por él ahora y siempre con la esperanza de que escuches mis pobres oraciones.
     Gracias por todo lo que nos das y esperamos un día, por medio de Tu amor, Tu perdón, y Tu misericordia, llegar a gozar contigo por toda la eternidad en el cielo. Así sea.