JMS Novena a Nuestra Señora del Rosario de San Nicolas
15-1-85 443
Hijos míos, comenzad una Novena especial el día diecisiete para terminar el veinticinco.
Digo especial, porque quiero que hagáis peticiones, y os aseguro que ninguna súplica hecha con amor, quedará desoída por vuestra Madre.
Esta Novena, se renovará todos los meses y abundarán Gracias.
Alabado sea el Señor.
Evangelio según san Lucas 7, 36-50
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás de Jesús, comenzó a llorar; con sus lágrimas bañaba sus pies, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con el perfume.
Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar:
"Si éste fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando: sabría que es una pecadora".
Entonces Jesús le dijo:
"Simón, tengo algo que decirte". El contestó:
"Dímelo, Maestro".
Jesús le dijo:
"Dos hombres debían dinero a un prestamista: uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?"
Simón respondió:
"Supongo que aquel a quien le perdonó más".
Jesús le dijo:
"Has juzgado bien".
Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón:
"¿Ves a esta mujer? Cuando entré a tu casa, no me ofreciste agua para los pies; ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.
Tú no me ungiste con aceite la cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume.
Por eso te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque tiene mucho amor. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama".
Luego le dijo a la mujer:
"Tus pecados te han quedado perdonados".
Los invitados empezaron a decir entre sí:
"¿Quién es éste, que hasta los pecados perdona?"
Pero Jesús dijo a la mujer:
"Tu fe te ha salvado, vete en paz".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: Su misericordia es eterna.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno.
Escuchemos el canto de victoria que sale de la casa de los justos: La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno.
No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho. Tú eres mi Dios, te doy gracias; tú eres mi Dios, yo te alabo.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno.
Para hacer la Novena primero se pone como intención general la que está en el primer mensaje que citamos abajo (PM 43), también por las intenciones de la Santísima Virgen y por nuestras propias intenciones; y luego rezamos el Santo Rosario.
14-12-83 (ex 7) PM 43
Pide en tus intenciones, en la manera en que lo estás haciendo:
"Que el Señor tenga misericordia con el mundo entero,
y que el mundo entero responda a su llamado de conversión,
que el hombre se entregue totalmente a Dios
y que no deje pasar este momento tan especial".
"Dad a conocer mi Novena, que todos tengan oportunidad de hacerla y pedir al Señor por todos ellos; vosotros seguidla fielmente, no la cortéis, unidos debéis rezar y pedir. Yo la mandé, respetadla...".
Leed: Hebr. 10, 19-25; 11, 1-3
Señor, Tú eres mi fortaleza y mi razón de ser,
escucha mi voz y mi plegaria,
tiende tu mano que yo me aferro para poder vivir.
Yo me refugio en Ti, Señor.
Mi corazón está contigo. Amén
1-5-84 Oración para rechazar al Maligno
“A mi derecha y a mi izquierda está mi Señor, no hay un tercer lugar, no lo hay para el enemigo”.
Y os lo aseguro que se retirará de vuestro lado. Amén. Amén.
31-12-85 Gracias Señor
Gracias por ser mi guía,
por el aire que respiro
porque puedo ver el día,
por estar viva y sentirte dentro mío.
Por saber que no estoy sola,
por querer a mis hermanos,
por mi familia, mi hogar,
por la Luz que has derramado.
Gracias por las alegrías,
por darme a tu Madre, como Madre,
por la Cruz de cada día,
porque con ella quieres salvarme.
Amén.
Me dice la Virgen: “Hija, ésta debería ser la oración diaria de todo cristiano”.